Líbano: no jueguen con el “Eje de la Resistencia”

Por Elijah J. Magnier: @ejmalrai

Antoine Hayek, el antiguo carcelero del campo de detención y concentración de Kiyam establecido por los israelíes, fue encontrado muerto en su tienda en Miyu-Miyeh, al este de Sidón, en el sur del Líbano, con dos balas en la cabeza. No hay señales claras de quién está detrás de su asesinato. Su muerte vino inmediatamente después de la decisión de autoridades libanesas de ejercer presión sobre el jefe del tribunal militar para liberar al colaborador israelí Amer al-Fakhoury. Al-Fakhoury fue después entregado a la embajada de los Estados Unidos y sacado de contrabando del país. El mensaje implícito parecía obvio: si las autoridades libanesas quieren lidiar con los antiguos colaboradores de Israel de esta manera, otros colaboradores pagarán el precio. Objetivos hay varios, y son vulnerables. ¿Así que quién está detrás del asesinato?

Antoine Hayek (58 años) nació al este de Sidón y se unió a la policía libanesa a los 20 años. Se retiró con el rango de suboficial mayor y abrió un pequeño mercado en el mismo área. Durante la ocupación israelí de 1982, siguió a Amer al-Fakhoury y trabajó bajo su mando en el campo de detención de Kiyam. Hayek fue acusado de arrojar una bomba dentro de una celda durante el alzamiento de los prisioneros del 25 de noviembre de 1989, matando a dos miembros de la resistencia: Bilal al-Samman e Ibrahim Abu al-Iz. Por su hobby de torturar prisioneros con descargas de alto voltaje en partes sensibles del cuerpo, se le conocía por el sobrenombre de “Voltaje 66”. Al oficial pro-israelí se le recuerda por evitar que la Cruz Roja y ONGs humanitarias visitaran a los prisioneros, que nunca enfrentaron un juicio y que estuvieron detenidos por resistir a la ocupación. En 2001, un año después de la salida de Israel del Líbano, Hayek se rindió a las autoridades libanesas. Fue sentenciado a 10 años de prisión. 

En 2006, Hezbolá y el Movimiento Patriótico Libre firmaron un memorando de entendimiento mediante el cual ambos partidos acordaron (artículo 6) el facilitar el regreso de los colaboradores libaneses con Israel. Entonces, ¿por qué Hayek, un cristiano que colaboró con Israel, fue asesinado?

La liberación de Amer Fakhoury fue una violación seria del memorando de entendimiento de 2006. Si quienes están interesados en proteger a los cristianos que colaboraron con Israel hubieran respetado el acuerdo, entonces no hubieran forzado al Comandante de las Fuerzas Armadas, Joseph Aoun, a que liberara a Fakhoury. Aoun hizo todo lo que pudo para arrinconar al jefe del tribunal militar, general Hussein al-Abdallah, logrando la liberación de Fakhoury. Abdallah también es responsable de haber cedido ante la presión. Podía haber renunciado, pero en su lugar cedió a los deseos del jefe del ejército y ordenó que liberaran a Fakhoury. El general Abdallah quiere vivir su retiro fuera del país. De este modo era vulnerable a la coerción de la embajada de los Estados Unidos, que lo amenazó con agregarlo a su lista de terroristas.

 

El general Abdallah, un chií, obedeció a los deseos de sus superiores, a pesar incluso de que el tribunal militar goza de inmunidad. Abdallah fue nominado por el presidente del parlamento, Nabih Berri, quien se encuentra en capacidad de protegerlo. 

El ejército libanés teme perder la asistencia militar de Estados Unidos. Pero al revisar de cerca el apoyo estadounidense, podemos hacernos la pregunta de por qué el ejército se encuentra en la necesidad de cargar carabinas M4 (rifles de asalto cortos y ligeros de la OTAN) y no el habitual M16, comparable al AK-47 con los que están llenos los depósitos libaneses. El ejército mantiene puntos de control domésticos y no necesita una variedad de armas ligeras. Aún más, cuando Estados Unidos le ofreció una docena de misiles Hellfire para ayudar al ejército a combatir a al-Qaeda, el agregado militar de los Estados Unidos impuso la regla de que ningún misil sería disparado sin conocimiento previo de su oficina. El oficial estadounidense denegó el pedido de eliminar a Abu Malik al-Tal, el emir de al-Qaeda en Arsal, porque estaba combatiendo contra Hezbolá. La ayuda estadounidenses parecía más orientada a la destrucción de la soberanía libanesa que a derrotar a los yijadistas takfiris. 

No es posible construir una sociedad resistente en el Líbano cuando muchos de sus políticos son pro-Estados Unidos y subordinado a su dominación y voluntad. Para cualquier oficial libanés es inaceptable el haberle permitido a la embajada estadounidense violar la orden del tribunal sacando ilegalmente del país a Amer al-Fakhoury. 

El apoyo militar estadounidense al ejército libanés no está sujeto a un pago, pero es demasiado costoso. El entrenamiento que le ofrece a los oficiales es un curso de prestigio diseñado para reclutarlos y ofrecerles beneficios financieros; no es un tipo de entrenamiento que puedan emplear para defender al país. A Líbano no se le permite plantarle cara a Israel, y sus oficiales carecen de la capacidad militar para oponerse al ejército israelí. En cualquier caso, no se le permite combatir a Israel y no se le permite tampoco recibir armamento decisivo que pudiera representar un peligro para las continuas violaciones israelíes del territorio libanés por tierra, mar y aire. 

¿Qué hizo Estados Unidos para apoyar al Líbano que pudiera llevar a sus políticos a obedecer sus exigencias? ¿Le ofreció algún tipo de ayuda durante la crisis económica? ¿O algún tipo de ayuda para combatir al coronavirus? Lo único que hace Estados Unidos es imponerle más sanciones a los libaneses, y amenazar con incorporar a más de ellos a su lista de terroristas. En lo que respecta al “Eje de la Resistencia”, todos sus miembros ya están en la lista de los Estados Unidos, y esta administración estadounidense seguramente no dejará el poder sin antes agregar más nombres, incluyendo a muchos sin conexión alguna a Hezbolá. En este contexto, ¿por qué Joseph Aoun, comandante del ejército, debe responder a los caprichos y antojos de los Estados Unidos?

Muchos libaneses carecen de sentido de lealtad al país, y las fuerzas extranjeras controlan a muchos políticos. Hezbolá cometió un error grave al no capitalizar sus victorias contra Israel, el ISIS y al-Qaeda en Siria e Irak. Estas victorias podían haber servido para apalancar cambios políticos serios, marginando a los actores pro-Estados Unidos en el país. 

En el Líbano, el Eje de la Resistencia no mira más a sus adversarios políticos como oponentes, sino como enemigos. La constitución libanesa debe ser re-escrita para que cada comunidad sea representada de acuerdo con su verdadero tamaño. De otra forma, será imposible darle forma a una sociedad de resistencia, y los Estados Unidos continuarán ejerciendo su dominación sobre muchos libaneses. 

Traducción: Diego Sequera

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