Acercamiento entre Irán y Arabia Saudí: ¿qué pasa con la posición de Estados Unidos?

Por Elijah J. Magnier:

Traducido por Eli C. Casas

Tras la primera reunión entre Irán y Arabia Saudí en Bagdad el pasado 9 de abril, se ha reprogramado un segundo encuentro en la capital iraquí para finales de esta semana. Durante la primera reunión, después de que ambas partes se conocieran e intercambiaran las primeras impresiones, comprobaron los grados de voluntad en ambas partes para reconstruir un puente que llevaba tiempo inoperativo. Ambas delegaciones están ahora dispuestas a trazar una hoja de ruta para discutir sus respectivas prioridades. 

Irán lleva negociando con Occidente desde que el presidente Jimmy Carter impuso las primeras sanciones a la República Islámica en 1979. Por lo tanto, es una práctica habitual para Irán negociar cualquier asunto con Arabia Saudí, por complicado que sea. Sin embargo, los funcionarios iraníes creen que es crucial generar confianza y comprobar el grado de compromiso de ambas partes antes de abordar cuestiones delicadas. Se espera que la delegación iraní, en un momento dado, eleve el nivel de responsabilidad y pida garantías a los interlocutores saudíes de que gozan de la confianza de quien toma las decisiones en Riad, Mohamad Bin Salman, necesaria para mostrar flexibilidad en la decisión durante las negociaciones. ¿Cómo afectarán estas reuniones a la estabilidad en Oriente Medio?

El ISIS estableció su “estado” durante muchos años, principalmente en las ciudades suníes de las provincias del norte y el oeste de Irak. Tras la guerra contra ISIS entre 2016 y 2018, el grupo fue desalojado por la fuerza militar del tercio de territorio iraquí que había estado ocupando, mediante feroces y destructivas batallas. Las ciudades iraquíes fueron liberadas a costa de una elevada destrucción,porque el ISIS luchó hasta el final. La derrota del ISIS dejó tras de sí una necesidad colosal de reconstruir infraestructuras -viviendas, escuelas y hospitales- que el gobierno de Bagdad no puede asumir. Irak es incapaz de inyectar los 88.000 millones de dólaresnecesarios tras la guerra contra el ISIS por muchas razones financieras, entre ellas la corrupción y un número exagerado de empleados públicos.Aunque Irak es un país rico en petróleo, el gobierno central está en banca rota. Además, Estados Unidos prohibió a Irak seguir adelante con un acuerdo multimillonario entre Irak y China para 

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Ni los funcionarios iraquíes ni los saudíes aceptarían iniciar un diálogo con Irán si Estados Unidos condenase el acercamiento. El ex presidente Donald Trump pidió a Abdel Mahdi que actuara como mediador entre Estados Unidos e Irán y fue informado del intercambio de cartas entre Irán y Arabia Saudí en 2019. Sin embargo, en enero de 2020, la administración estadounidense asesinó al general de brigada Qassem Soleimani precisamente cuando Abdel Mahdi esperaba que el oficial iraní entregase a Bagdad mensajes saudíes y estadounidenses.

Como reacción, el ex primer ministro Abdel Mahdi solicitó la retirada de Estados Unidos y obtuvo la aprobación del Parlamento para esta medida. A partir de entonces dejó de ser el candidato idóneo para crear un puente entre Irán y Arabia Saudí. La administración de Donald Trump también se enfadó con el acuerdo multimillonario que Abdel Mahdi firmó con China. 

Los manifestantes tomaron la calle durante meses hasta que fue sustituido por Mustafa al-Kadhimi, amigo de Washington y amigo personal del príncipe heredero Mohamad Bin Salman. Este último no puso en práctica ninguna de las peticiones de los manifestantes y es incapaz de cambiar la grave situación financiera del país. La decisión de que los iraníes y los saudíes se reúnan en Irak no fue una coincidencia. Desde el ex primer ministro Haidar Abadi, los dirigentes iraquíes, entre ellos Adel Abdel Mahdi y el actual primer ministro Mustafa al-Kadhimi, han intentado tender un puente entre Irán y Arabia Saudí. 

Las tensiones entre Arabia Saudí e Irán, que han prevalecido durante las dos últimas décadas, han afectado gravemente a la estabilidad de los países vecinos. Por tanto, a Oriente Medio como región le conviene que los dos protagonistas encuentren un terreno común y organicen sus diferencias. Las guerras sectarias de Irak y Siria que azotaron sólo provocaron destrucción, sin llegar a cambiar el mapa de Oriente Medio. Los dos países juntos representan a la mayoría de chiíes y suníes y tienen la clave de la estabilidad para la región si se les deja resolver sus diferencias sin intervención extranjera.

Por ello, a los funcionarios iraquíes les interesa evitar que su país se convierta en un campo de batalla para Irán y Arabia Saudí o para Irán y Estados Unidos y beneficiarse de las buenas relaciones con todos los países implicados. A pesar del distanciamiento y de la posible falta de estrategia que el presidente Joe Biden parece estar adoptando hacia esta parte del mundo, todavía no está claro si a Estados Unidos le interesa o no que se produzca esa entente irano-saudí. 

Muchos iraquíes han acusado a Arabia Saudí de financiar a Al Qaeda en Irak (que luego se convirtió en el ISIS) desde la ocupación estadounidense de Irak en 2003. La destitución de un líder suní (Saddam Hussein) para ser sustituido por la mayoría chiíta supuso unduro golpe al dominio suní en Irak, debilitando en última instancia la posición de Arabia Saudí en el país. La ocupación estadounidense de Irak eliminó a un feroz enemigo de Irán (Saddam Hussein) y permitió a Teherán disfrutar de cierta influencia en Irak. Por ello, muchos iraquíes rechazaron un papel activo de Arabia Saudí en la reconstrucción de Irak. Muchos funcionarios creen que Arabia Saudí puede reconstruir las ciudades suníes, anteriormente bajo el control del ISIS, pero que también puede crear un terreno fértil para que la ideología takfirí vuelva a crecer. La reunión irano-saudí en Irak ayuda al gobierno de Bagdad a argumentar contra esos mismos políticos escépticos y a facilitar la participación de los inversores saudíes en la reconstrucción de Mesopotamia.

Además, Irán tiene conexiones con varios grupos de milicianos en Iraq fieles a su ideología, que se acercan a Teherán en calidad delobjetivo compartido de expulsar a las fuerzas estadounidenses del país. Con razón o sin ella, el gobierno central de Bagdad cree que una flexibilización de la relación entre Irán y Arabia Saudí, con la bendición de Estados Unidos, podría disminuir las tensiones entre Irán y Estados Unidos, y frenar a las milicias locales iraquíes para que no desafíen el control del Estado.

Irán ha ampliado su influencia regional, reuniendo más aliados en Oriente Medio tras las múltiples guerras desencadenadas por Estados Unidos en Afganistán, Irak, Siria y Líbano. Irán se hizo fuerte en Gaza cuando Estados Unidos mostró su indiferencia hacia los derechos de los palestinos y se convirtió en un socio poco fiable para la paz. Irán ofreció su apoyo ilimitado a los palestinos, mientras que los países del Golfo, incluida Arabia Saudí, abandonaron el derecho de los palestinos a su territorio y optaron por el bando estadounidense-israelí.

Sin embargo, Arabia Saudí sigue siendo un actor fuerte en Oriente Medio. El poder del dinero y la ideología wahabí pueden seguir desempeñando un papel importante en el fomento y la instigación de otro conflicto sectario en Oriente Medio. Además, Arabia Saudí es un país rico en petróleo y tiene el poder financiero para financiar y apoyar a países en apuros económicos como Líbano, Siria e Irak. Irán no puede financiar del mismo modo a estos países donde está implantado su “Eje de la resistencia”. Teherán sólo puede apoyar a sus aliados para que resistan, pero nunca puede sustituir a los Estados ni financiar al gobierno para que salga de la crisis financiera.

Entonces ¿cuál es el interés de Estados Unidos? Todo depende de cómo perciba la administración Biden a Oriente Medio y su estabilidad. Un Oriente Medio estable significa abrir los países de Oriente Medio al mercado mundial, lo que significa que EE.UU. perdería la exclusividad y el monopolio sobre estos países, especialmente sobre Irak y otros países del Golfo. También significa que docenas de bases militares estadounidenses en Asia occidental pasarían a ser irrelevantes. Hasta ahora, Estados Unidos no está mostrando ninguna intención de abandonar Siria o Irak. El discurso estadounidense consiste por ahora en evitar abandonar ninguno de los dos países a los rusos o a los iraníes. Esta teoría no tiene en cuenta dos factores: En primer lugar, ¿hasta qué punto una presencia continua de EE.UU. perturbará la relación siria e iraquí con Irán y Rusia? En segundo lugar, ¿cuánto tiempo puede Estados Unidos mantener sus fuerzas en un entorno hostil en el que una parte de la población rechaza su presencia y se defenderá hasta que las fuerzas estadounidenses abandonen el país?

La salida de Afganistán se produce después de 20 años de guerra, durante los cuales todos los presidentes estadounidenses que sucedieron a George W. Bush fracasaron en la consecución de sus objetivos. Al finla, la solución fue sentarse, negociar y reconocer a los talibanes como un poderoso grupo afgano con el control de un tercio de los 407 distritos y muchos disputados. Cuando Bush ordenó la ocupación de Afganistán, el mullah Omar dijo: “Dios nos prometió la victoria, y Bush prometió derrotarnos. Veremos quién es más veraz”. 

Tras gastar 900.000 millones de dólares en Afganistán, Estados Unidos se marcha. En Irak, EE.UU. gastó algo menos de 3 billones de dólares. ¿Cuánto tiene que gastar EE.UU. en Irak y Siria antes de abandonar el Levante y Mesopotamia? Si Biden ha llegado o llegará durante sus cuatro años en el poder a la conclusión de que estas zonas de Oriente Medio ya no están en su lista de prioridades, el acercamiento entre Irán y Arabia Saudí tiene más sentido que nunca. Al fin y al cabo, EE.UU. demostró cómo, con sanciones y sin necesidad de tropas sobre el terreno, podía paralizar la economía de cualquier país, sin someterlo necesariamente por la fuerza.

El inicio de las conversaciones entre Irán y Arabia es significativo. Está lejos de ser una luna de miel. Construir puentes de confianza es un reto, y les aguarda un largo camino lleno de complicaciones y desconfianza. Sin embargo, como dijeron fuentes presentes en la primera reunión: un viaje de mil millas comienza con el primer paso.

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