No hay lealtad a los generales de Sudán salvo para autogobernarse: Hemedti, los EAU, Rusia y Etiopía.

Escrito por – Elijah J. Magnier:

La situación política de Sudán sigue siendo muy volátil e incierta, ya que el país se enfrenta a una lucha de poder entre sus dos principales figuras militares, los generales Muhammad Hamdan Dagalo, también conocido como “Hemedti”, y Abdel-Fattah Al-Burhan, jefe del ejército. Aunque ambos generales han estado en primera línea de la escena política sudanesa desde la destitución del ex presidente Omar al-Bashir, las fisuras en su relación están tomando un cariz violento mientras compiten por el poder y la influencia.

A Hemedti se le acusa de ser una marioneta de potencias regionales como Emiratos Árabes Unidos y un aliado del general libio Jalifa Haftar, presunto impulsor de la guerra en Sudán. Por otro lado, a Al-Burhan se le acusa de ser débil y de no estar dispuesto a enfrentarse a las potencias regionales ni a adoptar una postura firme contra su antiguo amigo y lugarteniente al que combate. La creciente influencia de Hemedti dentro del ejército ha forzado el malestar del jefe del Estado Mayor, Muhammad Othman Al-Husseini, con las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Se dice que muchos oficiales militares han expresado su descontento por la supuesta falta de firmeza de al-Burhan y su confusión sobre la posible razón de una actitud tan flexible hacia el jefe de una milicia (Hemedti).

Sin embargo, resulta difícil creer que Al-Burhan, antiguo jefe del ejército e inspector general que asumió el poder tras el presidente Omar al-Bashir, pueda mostrarse débil y moverse dentro de la institución militar sin una decisión firme. El reparto de funciones entre Al-Burhan y Hemedti permitió a este último adquirir un poder significativo, causante de los actuales disturbios en el país.

La influencia y el poder de Hemedti se derivan de su cargo como comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido, acusadas de matar a civiles en Darfur y a manifestantes en Jartum. A pesar de su controvertida reputación, Hemedti mantiene estrechos vínculos con muchos países, como EAU, Etiopía, Chad, Libia, Rusia, Israel, Europa y Estados Unidos. Las estrechas relaciones de Hemedti con estas naciones, y el hecho de que nunca haya figurado en la lista de terroristas de Estados Unidos, sugieren que ha gozado durante mucho tiempo de una influencia y un apoyo significativos por parte de Occidente.

Lo que resulta más intrigante es el anuncio del enviado de la ONU a Sudán, Volker Perthes, de que “aunque una parte gane a la otra, será aislada por la comunidad internacional”. ¿Por qué iban a rechazar la ONU y la comunidad internacional la victoria del jefe legítimo del ejército sobre un comandante de las milicias? ¿De qué tipo de protección de la “comunidad internacional” goza Hemedti? Éstas siguen siendo preguntas sin respuesta, a menos que la partición de Sudán ya esté sobre la mesa y Darfur pueda estar en la agenda de Occidente para seguir el ejemplo de partición de Sudán del Sur. Dividir Oriente Medio y África ha sido el mejor pasatiempo de Occidente en las últimas décadas.

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