Irán y China están construyendo nuevos imperios a partir del fracaso de la política de Trump

Por Elijah J. Magnier: @ejmalrai

Traducido por Diego Sequera

Desde que la Revolución Islámica alcanzó la victoria en Irán en 1979, ha sido lugar común el eslogan “ni Oriente ni Occidente sino República Islámica”. Este eslogan representa el deseo del fallecido Imán Jomeini, quien apuntó a liberar a Irán del control extranjero y de los súper poderes que habían gobernado a la nación persa por décadas. En consecuencia, la constitución iraní prohíbe el establecimiento e influencia de cualquier base militar extranjera en suelo iraní (artículos 3/5). Sin embargo, al destruir el acuerdo nuclear (el JCPOA) que el ex presidente Barack Obama firmó, la administración actual, dirigida por el presidente Donald Trump, llevó a Irán a los brazos de Rusia y China. Teherán acaba de firmar acuerdos estratégicos de cooperación comercial y militar con 25 años de vigencia con Rusia y China, los dos países. La reconstrucción de los imperios chino y persa se expande a expensas del imperio estadounidenses y como resultado de sus debilidades. 

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Hoy China está restaurando su gloria e influencia con el propósito de expandir incluso mayores posibilidades, intercambios de experiencias, y riqueza. Está desarrollando acceso a tantos países, incluyendo el gran área de influencia de Irán en el Medio Oriente. China fue capaz de crear un equilibrio nunca antes visto en la región, de desarrollar relaciones económicas y comerciales con Israel y con Irán al mismo tiempo, ahí donde Estados Unidos ha sido incapaz o no está dispuesto a hacerlo.

Europa perdió su ventana en Irán, y Estados Unidos perdió su apuesta de eliminar a Irán. Trump sigue esperando la llamada de Teherán cerca del teléfono, pero no sonará mientras el acuerdo nuclear permanezca en la basura. Al parecer Trump tiene fuertes posibilidades de ser re-elegido por otros cuatro años, tal como él mismo lo espera. Irán le cerrará la puerta a Estados Unidos siempre y cuando Trump permanezca en el poder, a no ser que restituya el acuerdo y ofrezca garantías. La decisión de ir a China es irreversible, aunque la puerta nunca ha estado cerrada para siempre para los Estados Unidos. 

La pérdida de Estados Unidos de su influencia sobre la escena mundial se ha convertido en una realidad, y en la emergencia de otras fuerzas, Rusia, China e Irán, son imposibles de ignorar. La influencia de estos países ya no puede limitarse, ¡gracias al fracaso y la incompetencia de la política exterior de los Estados Unidos!

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