Estados Unidos ofrece Líbano a Hezbolá en bandeja de plata

Escrito por Elijah J. Magnier

Traducido por Eli  C. Casas

Cuando el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, David Hale, compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo a la senadora demócrata Jeanne Shaheen que Washington había invertido diez mil millones de dólares en la campaña de “máxima presión” para contrarrestar a Irán y en los esfuerzos para debilitar a Hezbolá, reducir su influencia en el Líbano. El hecho de que Hezbolá se fortalezca y participe en varios escenarios militares en Siria, Irak y Yemen, es un reconocimiento directo de que Estados Unidos fracasó en su empeño; simplemente, el objetivo no se logró. Pero lo que es más importante hoy en día es que la administración estadounidense y los países árabes ricos en petróleo abandonaron al Líbano a su suerte, ofreciéndoselo una vez más a Hezbolá en bandeja de plata.

Una nueva era comenzó en el Líbano en 1982 cuando Israel invadió el Líbano, lo que aceleró la aparición de Hezbolá bajo el nombre de “Resistencia Islámica en el Líbano”. También fue fruto de años de persecución para los chiítas de Jabal Amil. Vivían privados de los derechos nacionales y eran considerados ciudadanos de cuarta categoría después de los cristianos, los suníes y los drusos. Con la llegada de Sayyed Musa al-Sadr al Líbano, se creó el Consejo Supremo Islámico Chiíta en 1967, el Consejo del Sur y la Reconstrucción en 1970 y el “Movimiento de los Privados – Amal” en 1975. En ese momento se inició la trayectoria del grupo armado chiíta, pero se intensificó con la llegada al poder del Wali al-Faqih (autoridad absoluta de la jurisprudencia), el imán Jomeini, en Irán en el año 1979.

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