
Por Elijah J. Magnier:
En un sorprendente giro de los acontecimientos, Rusia ha asestado un golpe calculado contra Estados Unidos e Israel, utilizando a Irán como instrumento de su elección al armarlo con avanzados misiles hipersónicos. Las implicaciones de esta maniobra estratégica son de gran alcance, ya que puede remodelar el equilibrio de poder en la volátil región de Oriente Medio.
El conflicto entre Estados Unidos y Rusia se ha intensificado hasta convertirse en una guerra por poderes, en la que Estados Unidos ha unido a su causa a las naciones occidentales. Al unirse a la alianza occidental, Israel se ha alineado estrechamente con el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM), responsable de proteger los intereses estadounidenses en la vasta región que se extiende desde el Cuerno de África hasta Asia Central. Los dirigentes de Tel Aviv han condenado abiertamente las acciones de Rusia y han apoyado activamente a Ucrania proporcionando armas de escucha e inteligencia para matar a soldados rusos. Este esfuerzo conjunto fue coordinado por la reunión de cincuenta naciones en Ramstein, la base estadounidense de Alemania. Con este telón de fondo, Rusia, trabajando diligente pero discretamente, ha asestado un golpe aplastante tanto a Estados Unidos como a Israel al proporcionar a Irán tecnología avanzada de misiles hipersónicos, una capacidad que sólo poseen unas pocas naciones.
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El anuncio por Irán del Al-Fatah, un misil balístico hipersónico de desarrollo nacional con un alcance de 1.400 kilómetros, marca un hito importante. Con una velocidad de Mach 13-15, o unos 15.000 kilómetros por hora, el Al-Fatah puede cambiar su velocidad en pleno vuelo, lo que hace prácticamente imposible su interceptación. Este logro sitúa a Irán en un exclusivo grupo de naciones, entre las que se encuentran Rusia, China y Corea del Norte, que poseen esta tecnología punta, algo que se les ha escapado incluso a muchos países europeos.
Rusia ha mantenido cuidadosamente un delicado equilibrio en Oriente Próximo durante años, absteniéndose de armar a Irán con misiles avanzados para evitar provocar a Estados Unidos e Israel. Pero esta reticencia cambió a mediados de 2022, poco después del estallido del conflicto ruso-occidental en Ucrania. En ese momento, un histórico acuerdo de cooperación en materia de defensa entre Irán y Moscú allanó el camino para la transferencia de miles de aviones no tripulados iraníes a Moscú -un acuerdo del que informé por primera vez- y el apoyo a la construcción de una fábrica de aviones no tripulados en Rusia. La decisión del Kremlin de abrazar a Irán se debió a que se dio cuenta de que estaba luchando solo. Irán era el único país inquebrantable en su apoyo militar y sin miedo a las sanciones estadounidenses y occidentales. La determinación de Irán de mantenerse firme, apoyar a Rusia y desafiar a Estados Unidos a pesar de haber soportado más de 3.800 sanciones desde la revolución de 1979. Teherán ha demostrado su compromiso con sus amigos manteniéndose firme a pesar de la larga adversidad.
La posesión por Irán de misiles hipersónicos representa un salto cualitativo sin precedentes y sirve de testimonio de la estrecha cooperación entre Rusia e Irán. Envía un mensaje claro a Estados Unidos, que mantiene una importante presencia militar en torno a la “República Islámica”, de que Irán posee capacidades avanzadas de disuasión, salvaguardando sus intereses en Asia y amenazando potencialmente a Israel, aliado de Estados Unidos.
El mensaje para Israel es convincente. Al permitir que Irán adquiera misiles capaces de eludir el cacareado sistema de defensa Cúpula de Hierro de Tel Aviv, Rusia ha neutralizado efectivamente la capacidad de Israel para interceptar misiles iraníes. Este avance supone un importante desafío para Israel, que ahora se enfrenta a la perspectiva de posibles ataques en su suelo si ataca las instalaciones nucleares iraníes. Irán ya ha demostrado su audacia atacando Ain al-Assad, la base militar estadounidense más extensa de Irak, en 2020 en respuesta al asesinato del general de división Qassem Soleimani por parte del entonces presidente Donald Trump.
Como resultado, Irán tiene varias poderosas cartas de disuasión:
1. Se beneficia de sólidos aliados en Oriente Medio que están dispuestos a ir a la guerra para defender el “eje de resistencia” que Teherán ha establecido.
2. Su arsenal de drones ha demostrado ser muy eficaz, causando estragos en el ejército ucraniano y su armamento occidental durante el conflicto en Ucrania, ayudando en última instancia a Rusia a recuperar el control del campo de batalla.
3. Las capacidades de Irán en materia de misiles han demostrado su potencial y eficacia mediante ataques exitosos contra bases del ISIS en Siria, bases de los muyahidines Khalq en Irak e incluso una base del Mossad israelí en Kurdistán-Irak.
Al equipar a sus aliados con misiles avanzados y precisos, Irán ha creado un equilibrio de terror y disuasión que limita la libertad de acción militar de Israel en Líbano y Siria contra Hezbolá, temiendo una respuesta rápida y contundente.
Rusia no ha reconocido públicamente su implicación en el programa de misiles iraní, ya que Irán ha intentado negar en repetidas ocasiones haber proporcionado sus aviones no tripulados a Moscú. Sin embargo, las acciones de Rusia dicen mucho de su determinación de abordar los agravios y marcan un nuevo enfoque estratégico hacia Teherán. El Kremlin ha abierto sus puertas a un país (Irán) que se ha mantenido firme en las circunstancias más oscuras, ha ignorado las amenazas estadounidenses y europeas y ha demostrado una convicción inquebrantable que sigue siendo impermeable a la intimidación occidental.
El mensaje ruso resonaría entre las partes implicadas de Washington y Tel Aviv, borrando cualquier línea roja restante y allanando el camino para un futuro de cooperación ruso-iraní sin precedentes. Es probable que esta asociación, forjada mediante el cumplimiento de acuerdos, produzca nuevos acontecimientos sorprendentes que podrían tener repercusiones duraderas. Cuando el polvo se asiente, los costes del cumplimiento del acuerdo se harán cada vez más evidentes, remodelando el panorama geopolítico y alterando potencialmente la dinámica del poder en la región.
Ante el movimiento estratégico de Rusia, el mundo observa con gran expectación las consecuencias de la posesión de misiles hipersónicos por parte de Irán. Con armamento avanzado y un compromiso inquebrantable con sus intereses, Irán está preparado para proteger su soberanía y desafiar la dinámica de poder tradicional en Oriente Medio. Como las tensiones siguen siendo elevadas y lo que está en juego es cada vez más importante, la alianza ruso-iraní se está convirtiendo en un foco de atención internacional, con posibles efectos indirectos que se extienden mucho más allá de las fronteras de estas naciones.
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