La UNIFIL le sirve a Israel, así que permanecerá la disuasión de Hezbolá

Elijah J. Magnier: @ejmalrai

Cada año, previo a renovar el mandato de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés), se escuchan voces de Israel y Estados Unidos pidiendo expandir sus términos y deberes para que puedan servir a los objetivos del primero. La administración estadounidense se mantiene hombro con hombro con Israel en el intento de alcanzar por otros medios lo que no ha podido lograr mediante la confrontación militar. Lo que siempre apunta a paralizar a Hezbolá y limitar sus capacidades sociales y militares. Hasta que eso no se alcance, el mandato de la UNIFIL se renueva anualmente hasta que llegue el momento en que Israel deje de necesitar estas “fuerzas de paz” en el Líbano. 

Fuentes dentro del “Eje de la Resistencia” creen que “la presencia de la UNIFIL en el sur del Líbano no cambiará siempre y cuando sea útil a los intereses y objetivos de Israel. De otra manera, su presencia o ausencia no hace ninguna diferencia, en particular para los habitantes del sur libanés. Los oficiales de UNIFIL observan los acontecimientos y reportan lo que ven sin intervenir o poniéndole fin a las violaciones diarias del territorio libanés por parte de Israel por tierra, mar y aire. Cuando Israel abre las compuertas de la frontera y sus soldados la cruzan violando la soberanía libanesa, las fuerzas de la UNIFIL son llamadas sólo cuando los oficiales del ejército libanés asumen posiciones de combate para enfrentar a los intrusos. Cuando Israel le declara la guerra al Líbano, la UNIFIL cuenta los tanques que avanzan, y su centro de comando recibe las instrucciones del ejército israelí sobre cómo pueden o no pueden estar presentes. Israel incluso ha bombardeado las posiciones de la UNIFIL, bajo la mirada impotente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: Israel se beneficia del apoyo ilimitado de los Estados Unidos”. 

En 1996, Israel bombardeó la base de la UNIFIL en Qana, sur de Líbano, matando a 106 civiles, hiriendo a 106, más cuatro oficiales de la fuerza de paz. Los civiles, mayores, mujeres y niños, creyeron que estaban a salvo y que los cascos azules los protegerían del ataque. No estaban al tanto de cuán poca consideración tiene Israel por la ONU y por los civiles siempre y cuando goce de la protección de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad. En 2006, Israel bombardeó el mismo pueblo, matando a 54 civiles, incluyendo 37 niños. La reacción del Consejo de Seguridad fue tímida, apenas pidiendo un cese a la guerra y una condena verbal a Israel. No se tomó ninguna acción contra lo que era universalmente reconocido como un crimen de guerra. 

“Israel quiere que la UNIFIL mantenga vigilancia sobre Hezbolá, sus movimientos, sus depósitos de armas y la presencia de sus líderes. Dentro de las fuerzas de la UNIFIL, los países participantes tienen vínculos estrechos con los servicios de inteligencia israelíes. Es más, los oficiales israelíes invitan a sus pares de la UNIFIL a pasar los fines de semanas del otro lado de la frontera. De este modo, es un hecho conocido la colaboración occidental y del medio oriente. Esta es una de las razones por la que Israel promueve la permanencia de la UNIFIL”, dijo la fuente. 

Assaf Orion, General de Brigada de la reserva israelí escribió que “el impresionante crecimiento militar [de Hezbolá] se dio a pesar de dos obstáculos: el involucramiento profundo del combate regional, en especial en la guerra siria, y el mandato de la UNIFIL. Se estima que el actual arsenal de Hezbolá incluye 130.000 cohetes y misiles de varios rangos y dimensiones, además de drones de ataque, misiles costa-mar y aire-tierra. Este enorme poder de fuego supera al de muchos estados-nación”. 

Esto es precisamente lo que hace que Israel busque la manera de contrarrestar la capacidad de Hezbolá para poder derrotarlo, un salvoconducto abierto y seguro para que sus fuerzas invadan al Líbano y ocupen parte de su territorio terrestre y marítimo. 

“Hezbolá invierte en sus miembros y las instituciones civiles que apoyan a la población, un presupuesto que es más del doble que el anual de la UNIFIL. Por lo tanto, es ridículo considerar el monto que gasta  como una razón detrás de su presencia ‘aceptada’. La presencia o ausencia de UNIFIL es irrelevante para la actividad de Hezbolá. Dicha presencia está vinculada a cuánto beneficio ofrece, en primer lugar, para Israel, y no para el Eje de la Resistencia y su lucha contra la ocupación. En cualquier caso, su presencia no se toma en cuenta. Por lo tanto, estas fuerzas no están ahí para proteger al país. Sin embargo, Israel cree que puede torcer el brazo del gobierno libanés para que cambie las reglas del enfrentamiento y arrincone a Hezbolá, dadas las dificultades financieras del Líbano. Esto no pasará, porque Hezbolá es parte integral de la sociedad libanesa y de sus instituciones. Está presente en el parlamento, en el gabinete y en las fuerzas de seguridad. Así, cualquier intento de atacar, aislar o remover a Hezbolá está condenado al fracaso”. 

Israel está bastante al tanto de la capacidad militar de Hezbolá, y, en particular, de sus misiles de precisión con ojivas destructivas. Así, la posibilidad de iniciar una guerra -incluso si los líderes de Hezbolá nunca descartan esta posibilidad- es nula, siempre y cuando Hezbolá actualice su arsenal. Este es el porqué Israel necesita buscar otras vías para alterar el suministro de armamento moderno de Hezbolá. Cuando Israel y Estados Unidos no alcanzan este objetivo, intentan aproximarse a otros estados/amigos para contrarrestar a Hezbolá mediante sanciones a la sociedad de la que es parte y que protege a Hezbolá. Esta sociedad es, al menos, el tercio del Líbano, sin contar otros grupos religiosos que apoyan sus objetivos y protegen al Líbano cuando el gobierno no lo logra. 

El actual intento de alterar el mandato y las metas de las fuerzas de la ONU en el Líbano no es nada nuevo. Se han dado enfrentamientos entre la población del sur del Líbano y las fuerzas de la UNIFIL en varias ocasiones cuando los cascos azules intentaron investigar el interior de las casas de varios pueblos, terminando forzados a desistir e irse. Estos intentos fracasaron en el intento de bloquear a Hezbolá o cambiar la naturaleza de la presencia de la UNIFIL. Otro esfuerzo por cerrar los pasos fronterizos ilegales entre Líbano y Siria fue escamoteado por el propio Estados Unidos. El pasado marzo, un avión estadounidense aterrizó en la embajada de Estados Unidos en Beirut, extrayendo ilegalmente del país a un ciudadano libanés, Amer al Fakhoury, acusado de ser un colaborador israelí. Estados Unidos reveló cuán poco le importa la soberanía libanesa, y cómo, a plena luz del día, extrae gente sin considerar al país anfitrión. 

Sin embargo, incluso con el contrabandeo descarado de al-Fakhoury, no puede compararse con la carretera que Hezbolá estableció entre Siria y Líbano para traer su armamento más moderno. El gobierno libanés reconoció el papel de Hezbolá en la defensa del país en su plan ministerial, y se presentó un documento aprobado por el parlamento. Líbano -debido a la presión de Estados Unidos para evitar tener misiles adecuados para frenar las continuas violaciones de su soberanía por parte de Israel- se apoya en la capacidad militar de Hezbolá para imponer reglas de enfrentamiento a Israel y de este modo impedirles ocupar su país. 

Hezbolá ha confirmado varias etapas de su capacidad de enviar mensajes poderosos a Israel cada vez que este ha intentado cambiar las reglas de disuasión. Israel aceptó esta humillación sin responder a la respuesta de Hezbolá en meses recientes. Por esto es que Tel Aviv busca forzar otras opciones: para lograr lo que ellos no han podido. Todos los intentos anteriores de aminorar la competencia de Hezbolá no han dado resultados, y no hay señal de que lo logren con mayores esfuerzos. Para detener a Hezbolá, Israel necesita rendir los territorios ocupados y sus objetivos expansionistas. Desafortunadamente, esta es una política que jamás contemplará ningún líder israelí, porque es una parte fija de su ideología el aferrarse a los territorios bajo ocupación y vivir en estado de guerra. Esta política fija es, a cambio, la base de la política de disuasión de Hezbolá y su necesidad de ser omnipresentes. 

Traducción: Diego Sequera

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