
Por Elijah J. Magnier: @ejmalrai
Traducido por Diego Sequera
El primer día de septiembre, el presidente francés Emmanuel Macrón vino al Líbano cargando varios mensajes explícitos e implícitos para distribuir en varias direcciones. En cuanto a lo que transpira de la visita, el Presidente francés lo expresó claramente cuando dijo que Líbano debería establecer un gobierno lo más pronto posible para poder ser capaz de beneficiarse del apoyo financiero internacional. En cuanto al mensaje implícito -a pesar de su reunión con el representante de Hezbolá en el parlamento libanés (13 diputados), Mohamed Raad- enfocado en la presencia armada de Hezbolá. De hecho, Francia está intentado adoptar la misma aproximación que Hezbolá ha empleado durante décadas para ganarse mentes y corazones de una gran sección de la población. Macrón apunta a confirmar el mando de Francia sobre el Líbano asumiendo la aproximación blanda, si es que puede. De hecho, el Presidente francés se está beneficiando del fracaso de la política estadounidense de contener al Eje de la Resistencia. Además, Macrón está tratando de volcar hacia su país (en vez de a Turquía, Rusia, Irán, China y los Emiratos Árabes Unidos) los contratos económicos-comerciales-energéticos libaneses. Y, finalmente, a Francia le gustaría tener su propia ventana establecida mediante Beirut en el Mediterráneo, dándole codazos para apartar del Líbano la amenaza expansionista turca. “Varios pájaros de un solo tiro”, de resultar exitosos los objetivos de Macrón
El primero de septiembre de 1920, el general francés Henri Gouraud, comandante militar y alto comisionado para Líbano y Siria, anunció el nacimiento del “estado del Gran Líbano”. Visitó la tumba del conquistador musulmán Salah al-Din al-Ayyubi, adyacente a la Mezquita de los Omeyas en Damasco, diciendo: “Despierta, Saladino, que hemos regresado. Mi presencia aquí consagra la victoria de la cruz sobre la media luna” (Mayer Karlandand, Brysak Shareen, 2008. Hacedores de reyes: la invención del Medio Oriente moderno, NY: Norton).
El presidente Macrón atracó en el Líbano con su agenda de intentar conquistar a los musulmanes chiíes aunque, en un movimiento sin precedentes por parte de un líder europeo, se reunió dos veces con Hezbolá, justo después de la explosión en el puerto y de nuevo el primero de septiembre. En la primera reunión Hezbolá consideró -de acuerdo a fuentes informadas- que el diálogo privado fue muy positivo. De hecho, el ya reunirse con el presidente francés es un reconocimiento significativo, en especial cuando países europeos como Inglaterra, Alemania y otros consideran a Hezbolá una organización terrorista (o, al menos, a su ala militar). Sin embargo, Francia consideró que la reunión con Hezbolá, el hacedor de reyes en Líbano, era indispensable para acceder al país y volver a través de una puerta más amplia y más aceptable. Francia está haciendo un esfuerzo excepcional ya que las alas militantes que se unieron a Hezbolá al final de la Guerra Civil Libanesa (1989) fueron las responsables del asesinato del embajador francés Louis Delamar en 1981, la explosión en la embajada francesa en 1982, y el bombardeo de las barracas francesas en Beirut en 1983.Macrón no hizo mención a las armas de Hezbolá en su primera visita. En vez de eso, realizó la pregunta en la segunda y de forma indagatoria sin ejecutar presión alguna. Él sabe que no
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En cuanto a la exigencia más importante que Macrón le pidió a Hezbolá durante su última visita, fue la habilidad de buscar y evaluar la capacidad militar de Hezbolá. La respuesta que le llegó fue la de que Hezbolá estaba dispuesta a discutirlo y poner el asunto de las armas sobre la mesa de negociación. Pero, ¿sabrá Macrón lo que Hezbolá tiene bajo la manga y cuáles son sus intenciones? La respuesta se dará en el próximo artículo.
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