
Escrito por Elijah J. Magnier: @ejmalrai
Traducido por Diego Sequera
No sería acertado decir que Estados Unidos le dio luz verde al presidente francés Emmanuel Macrón para que lleve a cabo su iniciativa en el Líbano y que coincida con la política de Estados Unidos, que sin lugar a dudas no armoniza con las metas francesas en todos los detalles. De hecho, luego de las dos visitas francesas un enviado estadounidense seguía de cerca para asegurarle a sus aliados que Estados Unidos no había abandonado el teatro libanés en manos de Francia. El estilo francés difiere del estadounidense, en particular ya que Macrón visitó a todos los jefes de bloques parlamentarios, mientras que el Secretario de Estado adjunto, David Schenker, visitó a funcionarios de bajo nivel y se reunió vía video con “representantes de la sociedad civil”, revelando los rostros de aquellos que alegan ser revolucionarios pero reciben apoyo y están siendo dirigidos por Washington para promover su política. Si esto señala algo, sería la falta de experiencia del gobierno estadounidense para lidiar con el complejo expediente libanés (y otros, sin lugar a dudas). En cuanto al presidente francés, parecía determinado a forzar al Líbano a avanzar, sujetando el aguijón del armamento de Hezbolá con un estilo blando, pero aún así adoptando partes inevitables de los objetivos israelí-estadounidenses.
Alemania -que ha disfrutado de una reputación confiable entre Hezbolá e Israel luego de intercambio de prisioneros y cuerpos caídos en combate- salió perdiendo cuando anunció, bajo presión israelí, que Hezbolá, y todas sus ramas políticas y militares, son una organización terrorista. Francia, al aproximarse a Hezbolá en su propia manera está intentando reemplazar a Alemania pero sin garantías de éxito. Hasta ahora, la organización no está enseñando un impulso cálido distintivo hacia la “madre de Líbano”, pero tampoco está exhibiendo (todavía) cualquier hostilidad hacia el presidente Macrón.
La simpatía francesa siempre se dirigió, desde la declaración del “Gran Estado del Líbano”, hacia la comunidad cristiana y así ha continuó hasta la década pasada. En 2011, el Patriarca Maronita, Mar Bechara Boutros al-Rahi visitó París, donde se reunió con el presidente Nicolas Sarkozy quien le “sugirió irse del Líbano con rumbo a Europa -ya que el número de cristianos ha disminuido a 1.3 millones (en 2011)- porque ya no había lugar para ellos en el Medio Oriente y que Europa los absorbería como ya lo hizo con los cristianos iraquíes”.
Sin embargo, los chiíes del Líbano, en estos tiempos, tienen un estatus social muy poderoso. Hezbolá ya ha recibido varias ofertas de hacerse con el poder a cambio de entregar las armas: las ofertas de Japón, Estados Unidos y los países europeos fueron rechazadas porque no tomaban en consideración la composición ideológica de Hezbolá. Esta ideología categóricamente rechaza cualquier paz con Israel, algo que está más allá de cualquier tentación. De este modo, Hezbolá no puede entregar sus armas incluso de haber una oferta de volverse parte del ejército, fusionarse con él, asumir los puestos de más alto mando y dirigir el parlamento. Esta también fue parte de las sugerencias extranjeras que rechazó la organización.
Fuentes informadas dicen que “Israel pudiera destruir al ejército libanés en pocas horas en el marco de una batalla en la que se enfrenten dos ejércitos clásicos. Incluso, de Francia suministrar misiles defensivos y antiaéreos, la protección de las capacidades cualitativas del ejército necesitan una unidad ideológica que no permita que terminen entregándose secretos de estado al enemigo”. El confesionalismo que ha sido observado dentro del establishment de las fuerzas militares, donde distintas sectas y afiliaciones deben ser incluidas, le abren la puerta a gente cuya lealtad le pertenece a distintos países de la región o fuera de ella. Por lo tanto, no pueden haber secretos dentro del ejército libanés”.
Las fuentes explican: “los métodos de combate de un ejército clásico difieren de los de la guerrilla, que son parte del estilo de Hezbolá. Esto combina guerra clásica, urbana y callejera, a campo abierto, boscoso y guerra de guerrillas. El ejército israelí se vio forzado a crear unidades de combate que imitaran el estilo de combate evolutivo de Hezbolá. Además, Hezbolá ha peleado en varias guerras, mientras que el ejército libanés no ha peleado en una guerra real, más allá de algunas batallas aquí y allá”. Las fuentes agregaron: “La administración de la batalla contra Israel ya no se limita a las fronteras libanesas de Naqura a las Granjas de Shebaa. Más bien, Hezbolá usa periferias como las fronteras sirio-libanesas donde sus misiles estratégicos están desplegados. Esto
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Sin embargo, Hezbolá no está “esperando en la fila” porque el jefe de su bloque parlamentario, Mohamed Raad, dijo en la segunda reunión con Macrón que “Hezbolá apoya la formación de un gobierno tan pronto como sea posible, porque es una necesidad doméstica y no una exigencia extranjera”. Hezbolá se adhiere al Acuerdo de Taif y la cláusula que le concede al Líbano “el derecho a defenderse de la manera que considere apropiada”. Presenta una estrategia defensiva en la que el Presidente francés nunca será capaz de desarmar a Hezbolá, ya no digamos convencerle de las intenciones pacíficas de Israel. Entonces, se espera que -en algún punto del futuro- Estados Unidos intente escamotear al Presidente francés. El conflicto en curso entre Hezbolá e Israel podría por lo tanto permanecer tal como está. El equilibrio de disuasión se impuso y Hezbolá continuará desarrollando sus capacidades, entrenando a sus unidades élite, adquiriendo armamento y modernizándolo.
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