
Escrito por – Elijah J. Magnier:
Irak asiste a una crisis que se acumula y se agrava desde el llamamiento del líder sadrista, Muqtada al-Sadr, a traspasar el poder del Estado al pueblo (en realidad a él mismo) que, en realidad, son sus seguidores. En el lado opuesto, todos los demás partidos chiíes -reunidos bajo el nombre de “Marco de Coordinación” (CF)- piden el respeto de la ley y la Constitución, la formación de un nuevo gobierno con plenos poderes, la reapertura de las sesiones del Parlamento y la protección del Tribunal Federal. Los partidarios de Al-Sadr acamparon en la Zona Verde, a las puertas del Parlamento, a petición de su líder, hasta “derrocar la legitimidad a finales de la semana en curso”. En cambio, los partidarios del CF se manifestaron en el área del “Puente Colgante” (Jisr al-Muallaq), en la entrada sur de la “Zona Verde” de Bagdad. El escenario iraquí observa ahora dos grupos opuestos en las calles con reivindicaciones contradictorias. ¿Hay una salida a esta peligrosa situación?
Sayyed Muqtada está ejerciendo una importante presión sobre el tribunal federal, perturbando el sistema constitucional de Irak tras apoderarse de la autoridad legislativa ocupando el Parlamento y bloqueando su acceso. Las exigencias de Moqtada de imponer la reelección parlamentaria forzosa organizada sólo pueden lograrse legalmente con los votos de un tercio de la cámara de representantes o con una petición del Primer Ministro y del Presidente. Moqtada también presentó una demanda judicial ante el Tribunal Federal contra el Presidente de la Cámara de Representantes, el Primer Ministro y el Presidente por violar los plazos legales asignados para la votación y el nombramiento de los nuevos dirigentes de Irak en el tiempo previsto por la Constitución.
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