
Escrito por – Elijah J. Magnier:
Han pasado veinte años desde la ocupación estadounidense de Irak en 2003. Muchos han escrito sobre sus desastrosos resultados, cómo costó muchas vidas y mucho dinero, y cómo se basó en la mentira de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. Nadie se opuso a ver el final del presidente iraquí que asesinó a su pueblo, ocupó Kuwait, declaró la guerra a Irán y utilizó armas químicas obtenidas de Occidente contra Irán y los kurdos iraquíes. De hecho, después de pasar por alto apresuradamente la grave e ilegal ocupación llevada a cabo por Estados Unidos y sus aliados desafiando a las Naciones Unidas, la mayoría de las quejas se refieren a la creciente influencia iraní en Iraq. El objetivo es desviar la atención de la matanza de cientos de miles de iraquíes a manos de la coalición liderada por Estados Unidos y del hecho de que la ocupación occidental no ha tenido una política clara y ha contribuido a la creación del ISIS y a una inestabilidad duradera en Mesopotamia.
El ex Primer Ministro británico Tony Blair -que defendió enérgicamente la ocupación de Irak en 2003- pidió disculpas por la “desinformación que llevó a 40 países a invadir Irak bajo bandera estadounidense, afirmando que tenía armas de destrucción masiva basándose en información falsa”. La palabra “LO SIENTO”, ofreció y puede creer, bastaría para consolar a las familias iraquíes de las 300.000 a 500.000 personas asesinadas por la coalición occidental. La consiguiente falta de responsabilidad legal impulsa a Occidente a ocupar impunemente países como Afganistán, Irak, Siria y Libia. Los cuarenta dirigentes occidentales no irán a la cárcel por matar a cientos de miles de inocentes y pueden simplemente pasar página y quejarse de las crecientes milicias de influencia local que no son leales a Estados Unidos y Occidente.
Pero Irak sigue careciendo de plena independencia debido a la presencia de tropas extranjeras que se niegan a marcharse. Mientras tanto, se están llevando a cabo intensas conversaciones iraquí-estadounidenses. El Primer Ministro Muhammad Shia’ al-Sudani está negociando un acuerdo con Estados Unidos para la retirada final de todas las fuerzas militares y la retención únicamente de las fuerzas de entrenamiento e inteligencia.
El primer ministro iraquí sólo podrá abordar la cuestión de la entrega de armas de las diversas organizaciones iraquíes influyentes al Estado si antes se retiran las fuerzas de ocupación. Estas organizaciones suponen la presencia de tropas estadounidenses que se niegan a abandonar Iraq y amenazan al Estado con diversas formas de presión. Estados Unidos tiene en su poder el dinero iraquí procedente de los ingresos del petróleo que van a parar al Banco Federal de Estados Unidos y puede retener dinero del gobierno de Bagdad cuando quiera.
Estados Unidos ha utilizado esta herramienta de presión financiera, acusando a Irak de proporcionar a Irán facilidades para vender su petróleo y suministrar divisas a la “República Islámica”, contribuyendo así a socavar las sanciones unilaterales estadounidenses y haciéndolas menos eficaces.
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