
Escrito por Elijah J. Magnier:
Aunque los tambores de guerra suenan cada día más fuerte, el inminente conflicto promete ser cualquier cosa menos sencillo. Si decide invadir, el ejército israelí se adentrará en un atolladero de desafíos militares y morales. El mundo observa con la respiración contenida, esperando moderación y una vuelta al diálogo, pero preparado para la tormenta que podría sobrevenir. Sin embargo, a la sombra de un conflicto inminente, Gaza no sólo se está preparando para una invasión. Se está preparando activamente para convertir su tierra en un cenagal para cualquier invasor potencial. Anticipándose al movimiento de Israel, las facciones palestinas conjuntas han tendido meticulosamente emboscadas por encima y por debajo de la tierra. Los restos de cientos de edificios destruidos no sólo son símbolos de devastación sino que se están convirtiendo en cementerios potenciales para el ejército israelí.
Esta preparación y la aparente determinación de las fuerzas palestinas han hecho reflexionar a los dirigentes israelíes. La tan esperada invasión terrestre, que inicialmente debía comenzar de forma inminente, ha sido curiosamente aplazada “debido al tiempo”, según fuentes israelíes. Pero las verdaderas razones pueden ser más estratégicas y geopolíticas que meteorológicas.
En un giro significativo de la narrativa, Irán ha señalado ahora su intención de convertirse en un participante directo en este conflicto. Este movimiento no consiste únicamente en apoyar la causa palestina. También se considera un desafío directo al liderazgo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. La implicación de Irán podría remodelar la dinámica de Oriente Próximo, especialmente si conduce a la caída del gobierno de Netanyahu.
La reciente operación “Inundación de Al-Aqsa” ha echado por tierra la creencia largamente arraigada de la invencibilidad de Israel. Los descarados ataques con cohetes que alcanzaron importantes ciudades israelíes como Haifa y Tel Aviv han demostrado que la seguridad de Israel no es inexpugnable, sobre todo si el espíritu palestino se mantiene inquebrantable.
Si se produce una invasión terrestre, no será una confrontación militar sino una prueba de voluntades, ideologías y creencias largamente arraigadas. Con Irán directamente implicado, lo que está en juego es más importante que nunca y el conflicto puede ser mucho más amplio. El mundo observa atentamente cómo Oriente Próximo se tambalea al borde de un conflicto potencialmente transformador. Queda la esperanza de que el diálogo y la diplomacia aún puedan encontrar la forma de evitar un mayor derramamiento de sangre y lograr una paz duradera.
Las audaces posturas estratégicas de Irán: Un mensaje para el mundo
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