
Por Elijah J. Magnier:
En el siempre agitado Oriente Medio, los vientos de guerra soplan de nuevo con creciente intensidad. Israel, respaldado por sus aliados incondicionales, está a punto de llevar a cabo una gran invasión militar de Gaza. El apoyo inequívoco de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania ha envalentonado la postura de Israel, como demuestran los recientes compromisos diplomáticos del Secretario de Estado Anthony Blinken en la región.
Sin embargo, como se informó anteriormente, la esperada ofensiva israelí se ha encontrado con una resistencia inesperada, no por parte de los adversarios tradicionales, sino de las naciones árabes. Históricamente vinculadas a la causa palestina, estas naciones han expresado su firme oposición a cualquier medida que suponga el desplazamiento de los 2,3 millones de habitantes de Gaza. Su mensaje a Estados Unidos es claro: cumpla los compromisos adquiridos en los Acuerdos de Oslo y respete la visión de dos Estados soberanos que convivan en paz.
Esta oposición árabe a los planes de Israel es significativa. Subraya un sentimiento regional más amplio de que la difícil situación de los palestinos no puede seguir ignorándose. La memoria colectiva de las expulsiones, guerras y convulsiones del pasado sigue fresca, y existe una reticencia palpable a presenciar otro capítulo del sufrimiento palestino.
Sin embargo, la situación sigue siendo inestable y llena de incertidumbre. Los preparativos militares de Israel continúan sin cesar, y sólo la preparación de sus fuerzas de reserva parece retrasar la invasión. La gravedad del inminente conflicto se ve acentuada por los avisos emitidos por varias embajadas árabes y extranjeras instando a sus ciudadanos a abandonar Líbano, el frente septentrional más temido por Israel. La suspensión de los vuelos al país por parte de varias compañías aéreas subraya aún más los riesgos percibidos de una escalada regional más amplia y que el desenlace sigue siendo incierto.
Estados Unidos reafirma su compromiso con Israel en medio de una escalada de tensiones
En un importante paso que subraya la profundidad de la asociación estratégica entre Estados Unidos e Israel, el General Michael Erik Kurilla, Comandante del Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM), que recientemente añadió Israel a su área de responsabilidad, realizó una visita crucial a Israel. La visita, que coincidió con la del Secretario de Estado Anthony Blinken, culminó con una intensa reunión de siete horas con altos cargos políticos y militares israelíes.
Las conversaciones se centraron en la evaluación de las necesidades militares de Israel, especialmente a la luz de la escalada de la situación en Gaza y las posibles amenazas del frente norte, principalmente de Hezbolá. Estados Unidos, deseoso de garantizar la seguridad y la estabilidad de Israel en la región, debatió la naturaleza y el alcance de la ayuda que podría proporcionar para apoyar las operaciones terrestres de Israel.
En una medida que subraya la gravedad de la situación y el compromiso de Estados Unidos con su aliado, el Pentágono ha comprometido un destacamento de 2.000 soldados y oficiales estadounidenses, incluida la fuerza de élite Delta, para ayudar a las Fuerzas de Defensa israelíes. Este despliegue pretende reforzar el frente norte de Israel en previsión de posibles hostilidades con Hezbolá. La intención estratégica es clara: mientras Israel lidia con la situación en Gaza en el sur, las fuerzas estadounidenses garantizarán que el frente norte permanezca seguro, evitando una guerra en dos frentes que podría poner a prueba las capacidades militares de Israel.
Subscribe to get access
Read more of this content when you subscribe today.
You must be logged in to post a comment.