
Escrito por Elijah J. Magnier
Las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF), a menudo aclamadas por muchos como “invencibles”, se han enfrentado a su cuota de desafíos y reveses a lo largo de las décadas. Un examen más detenido de sus campañas militares desde 1973 revela dificultades, sobre todo en las operaciones terrestres, lo que significa que las IDF se enfrentan a graves desafíos y escollos en Gaza, que se espera que no sea ni mucho menos un simple paseo. Con su imprevisibilidad y potencial de bajas, las operaciones terrestres parecen ser una opción menos favorecida para las IDF, que confían en cambio en sus formidables capacidades aéreas y de bombardeo. Los recientes enfrentamientos en Gaza han demostrado que incluso un gigante militar como Israel puede verse desafiado por grupos de resistencia más pequeños y decididos.
En 1982 Israel invadió Líbano, principalmente contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). No se trataba de un enfrentamiento con un ejército convencional, sino de una organización política con una guerrilla desorganizada. A pesar de su superior capacidad militar, Israel se enfrentó a una importante resistencia, principalmente por parte de la población libanesa local. En 2000, Israel se vio obligado a retirarse del sur del Líbano tras soportar una guerra de guerrillas sostenida por parte de varias facciones libanesas. En 2006, Israel también se vio envuelto en un conflicto de un mes de duración con Hezbolá. La guerra culminó en intensos combates terrestres, especialmente en Wadi al-Hujair y en pueblos del sur del Líbano. A pesar de su superioridad tecnológica y numérica, las IDF tuvieron dificultades para lograr una victoria decisiva. El conflicto de Wadi al-Hujair y los combates hombre a hombre en el sur del Líbano ilustran los desafíos de Israel frente a un adversario decidido y bien preparado.
La estrategia militar de Israel se ha basado cada vez más en sus capacidades aéreas y de misiles. Apoyado por Estados Unidos, Israel dispone de un vasto arsenal de misiles para llenar sus arsenales, lo que hace que su capacidad de destrucción sea inmensa. Este arsenal se reabastece con frecuencia, lo que garantiza que las IDF puedan llevar a cabo campañas aéreas prolongadas. Esto quedó patente en sus operaciones en Líbano y Gaza en 2008, 2012, 2014 y, más recientemente, en 2023. La confianza en el poder aéreo puede verse como una elección estratégica para infligir el máximo daño al tiempo que se minimizan las bajas de las IDF, especialmente dados los desafíos de las operaciones terrestres en el pasado.
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