Negociaciones entre rusos y kurdos en Moscú: Turquía ha definido sus opciones y Washington está tratando de ganar tiempo


Elijah J. Magnier: @ejmalrai

Traducción: Raúl Jimeno

Se están llevando a cabo negociaciones secretas en Moscú y Damasco entre representantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán de Siria (PKK) y funcionarios rusos sobre el destino de los militantes kurdos en Siria. La delegación kurda espera que Rusia, y no Estados Unidos, adopte el papel de garante de su seguridad y está tratando de obtener algunas concesiones más para reducir sus pérdidas cuando las fuerzas del gobierno sirio recuperen el control completo de la provincia de al-Hasaka en el noreste Siria.

Esto ocurrirá solo cuando el establishment estadounidense finalmente decida retirar a su último soldado y termine su ocupación de al-Hasaka. Los representantes del PKK han ofrecido una “hoja de ruta” que incluye promesas de protección, el intercambio de riqueza y la seguridad de las fronteras con Turquía. Estados Unidos está tratando de pasarle la responsabilidad de la seguridad de los kurdos a Turquía, mientras que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, rechazó las solicitudes de Estados Unidos para ofrecer este tipo de protección a sus enemigos del PKK en Siria. Erdogan evidentemente está poniendo su alianza comercial estratégica con Rusia por delante de su turbulenta alianza de la OTAN con los Estados Unidos.

El grupo militante kurdo conocido como YPG, las Unidades de Protección del Pueblo y el PKK (rama siria) están convencidos de que ha llegado el momento de olvidarse de los EE.UU. y buscar cobijo en los rusos ya que Washington decidió dejarlos caer por el acantilado turco. Sin embargo, los funcionarios sirios también están decididos a no otorgar concesiones a los kurdos a pesar de la mediación rusa con Damasco.

Los militantes kurdos de Siria apenas acaban de empezar a darse cuenta de lo vulnerable que es su posición: están más débiles que nunca debido a la decisión de los Estados Unidos de retirarse y de las solicitudes ingenuas, formuladas por el secretario de Estado de los Estados Unidos Mike Pompeo y el asesor de seguridad nacional John Bolton, para que Ankara ofrezca protección a sus enemigos acérrimos. Parece que los funcionarios en Washington no tienen planes para los kurdos. De hecho, mientras Estados Unidos expresa su preocupación por los kurdos, le gustaría que alguien más se preocupe de ellos. Estados Unidos muestra poco aprecio por los sacrificios realizados por los militantes de YPG, que han actuado como escudos humanos para las fuerzas estadounidenses durante su estancia en la provincia de al-Hasaka, en el noreste de Siria, y por las miles de víctimas que han sufrido. Peor aún, Trump se rió de las capacidades de combate kurdas al decir sarcásticamente que los kurdos “luchan mejor cuando luchamos con ellos y cuando enviamos 30 F-18 delante de ellos”.

Así que los kurdos finalmente han aprendido la lección y ahora les gustaría formar parte del estado sirio. Han visto al mundo observar, impotente, y sin ánimo de intervenir contra Turquía, el éxodo de cientos de miles de personas de Afrin. Han escuchado la decisión de Trump de abandonarlos. Con su partida, su sueño de Rojava, el tan esperado estado kurdo, se evapora.

Para Damasco, si Turquía hubiera ocupado el norte de Siria, habría sido posible ejercer una influencia diplomática e internacional sobre Ankara para forzar su salida del territorio sirio. Al mismo tiempo, habría sido casi imposible para el gobierno sirio forzar una salida anticipada de las fuerzas estadounidenses si estas se hubieran establecido en Afrin o al-Hasaka, ofreciendo una plataforma para que Israel use el Levante beneficiándose de la infraestructura estadounidense en la zona.

El presidente Bashar al-Assad le ha dicho a los negociadores rusos que “Siria pertenece a todos los sirios y los kurdos son parte de Siria. Por lo tanto, no deben disfrutar de más o menos derechos que cualquier otro ciudadano. Se les dará identidades, pero no tienen derecho a ninguna concesión especial ”. Además, Assad acordó no considerar a los kurdos como traidores a pesar de la protección de las fuerzas de ocupación estadounidenses. Él ha insistido en que la única fuerza que opera en el territorio nacional sea la del ejército sirio bajo el control del gobierno central.

Los kurdos dieron la bienvenida al ejército sirio en el área que todavía estaba bajo su control. Turquía ha aceptado mantener sus fuerzas y las de sus representantes sirios lejos de Manbij mientras los militantes kurdos estén desarmados. Rusia propuso y obtuvo la retirada de las fuerzas kurdas, restableciendo sus puestos de observación, patrullando al oeste de Manbij. Erdogan aún espera alcanzar un acuerdo sobre el norte de Siria durante su próxima reunión con el presidente Putin, que se espera para enero. La presencia de miles de yihadistas sirios y representantes armados en las puertas de Manbij está debilitando aún más la posición de negociación kurda. No tienen otro lugar donde buscar refugio sino en Damasco.

El presidente Erdogan ha logrado mantener un equilibrio entre sus relaciones con Moscú y Washington, incluso si sus decisiones en Siria parecen ya tomadas. Rusia ofrece una asociación económica y estratégica estable, duradera e igualitaria con Turquía, mientras que EE.UU. no tiene amigos duraderos, solo intereses comunes. Además, las fuerzas estadounidenses han armado a los militantes kurdos, los enemigos de Turquía, donde Rusia aceptará desarmarlos y poner fin a su poder militar. La aparente disposición de Trump de revocar cualquier acuerdo (el acuerdo nuclear iraní) o renunciar a sus aliados (los kurdos) está ayudando a empujar a Turquía a los brazos de Rusia.

Si Estados Unidos acepta donar las armas con las que ha equipado a los kurdos, este arsenal terminará irremediablemente en el inventario del ejército sirio. De lo contrario, los kurdos serán vulnerables a los 1500 combatientes restantes de ISIS en el río Éufrates, especialmente si Estados Unidos los desarma y se retira antes de la llegada del ejército sirio. Las fuerzas de Damasco y sus aliados han eliminado a decenas de miles de militantes de ISIS en varias ciudades, pueblos y en la estepa siria, y esto sin el beneficio de 30 F-18 de los EE.UU. El fin del control de ISIS sobre el territorio sirio cambiará el juego en el Levante, aunque su táctica de “golpear y salir corriendo” no desaparezca tan fácilmente. El sueño de establecer un “Estado islámico” en el Levante y Mesopotamia es, como “Rojava”, un objetivo inalcanzable y abandonado.

Estados Unidos dice que permanecerá alrededor del cruce de al-Tanf entre Irak y Siria. La excusa del establishment norteamericano para esta presencia ha sido detener la conexión Teherán-Bagdad-Damasco-Beirut. Irán ha estado suministrando armas a Siria durante más de siete años de intensiva guerra continua en múltiples frentes. Ha suministrado armas y dinero a Hezbollah desde 1982 hasta ahora. La presencia de los Estados Unidos puede perturbar una posible vía férrea o terrestre entre Irán y el Líbano, pero no puede interrumpir el suministro establecido de armas. El costo del transporte aéreo o marítimo es claramente más alto, pero también lo son los costos de una presencia prolongada de Estados Unidos en al-Tanf en medio del desierto sirio-iraquí. Estados Unidos está tratando de ganar tiempo en Siria: de hecho, solo lo está perdiendo.

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