Escrito por – Elijah J. Magnier
Traducido por Eli C. Casas
La República Islámica de Irán alcanzó el nivel de “empoderamiento” (Tamkeen) con la llegada de Ibrahim Raisi a la presidencia, la máxima autoridad ejecutiva de la pirámide en armonía con el líder supremo, el Wali al-Faqih Jamenei, y con la autoridad legislativa encabezada por el presidente del Consejo de la Shura, Muhammad Baqir Qalibaf. La formación del trío armónico en el poder no tiene precedentes en la historia de la revolución islámica en Irán desde 1979: a esto hay que añadir la avanzada investigación y tecnología nuclear de Irán, su avanzado programa de misiles y sus capacidades militares, y las altas capacidades de sus aliados en Oriente Medio y Asia Occidental. Irán ha llegado a un momento de la historia en el que ofrece al mundo occidental dos opciones, ambas difíciles desde la perspectiva occidental.
En 1980, al-Hassan Bani Sadr fue elegido en las urnas el primer presidente de la República. El Wali al-Faqih y líder de la Revolución, el Imán Jomeini, desaprobó a Bani Sadr sin anunciar necesariamente su posición ni actuar de acuerdo con su opinión y voluntad. En aquella época, Irán sufría las primeras sanciones de Estados Unidos, seguidas de la guerra de Saddam Hussein impuesta a la República Islámica. Muchos países árabes y occidentales estaban del lado de Saddam y apoyaban la guerra contra Irán.
Durante los primeros años, Irán apenas pudo hacer frente a Saddam Hussein, que gozaba de un amplio apoyo internacional y regional. Saddam Hussein estaba armado y autorizado a utilizar armas químicas, las cuáles parece ser que no estaban prohibidas siempre que se utilizaran contra los iraníes, quienes rechazaban la hegemonía de Estados Unidos y lo llamaban el “Gran Satán”. La falta de las armas más sencillas provocó esta sed de arsenal defensivo y ofensivo durante la guerra Irán-Irak: en el frente, los convoyes de jóvenes esperaban el martirio de sus compañeros para tomar sus armas. Los voluntarios ancianos caminaban por los campos de minas para dejar paso a los jóvenes que atacaban y avanzaban para recuperar el territorio ocupado por las fuerzas de Saddam. Prueba de ello son los aviones que el enviado estadounidense, Robert McFarlane, llevó a Irán a cambio de la liberación de los rehenes occidentales retenidos en Líbano en 1985, lo que se conoció en su momento como la “crisis de los rehenes” y el escándalo del “Irán Contra”.
Irán construye su capacidad defensiva-offensiva
Irán no pudo mantenerse en pie durante muchos años, incluso después de la guerra, debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Comenzó entonces la industrialización militar interna iraní, que empezó a través de tecnología importada de Rusia, China y Corea. A lo largo de los años, Irán ha desarrollado su capacidad misilística, tras reconocer que no puede competir y construir una fuerza aérea que represente un arma disuasoria adecuada capaz de enfrentarse a la fuerza aérea estadounidense o al poder aéreo de los aliados de Estados Unidos; Irán aceptó que la superioridad aérea es suya. No obstante, logró construir misiles tácticos y estratégicos y de este modo se ha sido capaz de defenderse a sí mismo y a sus aliados.
De hecho, la guerra de Israel contra el Líbano en 2006 demostró las lecciones que impuso uno de los aliados más fuertes de Irán, Hezbolá. los ataques con misiles superficie-superficie frente a los ataques aéreos israelíes crearon un equilibrio de disuasión. En 2011, los especialistas en guerra electrónica de Irán cortaron el enlace de comunicaciones y capturaron uno de los más avanzados drones espías CIARQ-170 Sentinel, y sus expertos lo clonaron. En 2018, Irán disparó sus misiles de crucero subsónicos de precisión de largo alcance y para todo tipo de clima desde Irán contra posiciones del ISIS en Siria e Irak. Además, durante la guerra siria, que duró una década, Irán y sus aliados utilizaron varios tipos nuevos de misiles (Burkan), cuya especificación dependía de la naturaleza de la batalla, el escenario y la topografía.
Los drones y los misiles se desarrollaron aún más para adaptarse a las necesidades del ejército iraní y de sus aliados, cada uno según la naturaleza de la geografía y el teatro de operaciones en el que opera. Así, los grupos palestinos de Gaza -que recibieron los conocimientos y la tecnología de misiles de Irán- pudieron imponer la disuasión a Israel durante sus últimas batallas. Israel se vio obligado a detener los bombardeos cuando los cohetes y los ataques de misiles palestinos alcanzaron objetivos en el norte y el sur de Israel, antes inimaginables, y siguen cayendo a diario por más que la fuerza aérea israelí destruya los objetivos militares y civiles de la ciudad.
En 2020, Irán atacó la base estadounidense más importante de Irak, Ayn al-Assad, con 16 misiles balísticos de precisión. El comandante del CENTCOM estadounidense, el general Kenneth Mackenzie, admitió que Irán podría haber causado más de un centenar de muertos si no hubiera informado con antelación de la hora de su ataque y de los objetivos que quería destruir. Mackenzie reveló la precisión de los misiles de precisión iraníes de 1.000 libras, los primeros de ese tipo desde la Segunda Guerra Mundial.
Irán, una potencia nuclear
Lo que ha aumentado e inclinado la balanza dramáticamente a favor de Irán es el proyecto nuclear. La tecnología atómica iraní ha alcanzado la fase de producción nacional tal que muchas centrifugadoras enriquecen uranio a un ritmo más rápido y la producción esde un 60% de uranio enriquecido. Así, todos los obstáculos nucleares se han derrumbado y se ha alcanzado el nivel de conocimientos, experiencia y pericia necesarios para fabricar material nuclear de grado militar. La única razón por la que Irán no está produciendo una bomba nuclear es la fatwa de prohibición (una opinión religiosa islámica vinculante, pronunciada por el más alto nivel teológico del clérigo musulmán) del guardián de los juristas (Wali al-Faqih) Sayyed Ali Jamenei. Sin embargo, una fatwa no es permanente y, de hecho, es algo flexible en función de la magnitud de los riesgos a los que se enfrenta la seguridad nacional o la existencia de Irán. La conclusión es sencilla: ya no es imposible, ni siquiera difícil, que Irán se arme y equipe con todo el poder militar necesario para defenderse. Está en condiciones de mostrar sus capacidades y persuadir a otros países de que deben evitar una guerra directa contra la República Islámica.
Los aliados de Irán son parte de su seguridad nacionalAdemás, Irán ha establecido relaciones con muchos pueblos y organizaciones de Oriente Medio. Irán logró establecer un sólido muro frente a sus enemigos al ganarse los corazones y las mentes de
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