
Escrito por – Elijah J. Magnier:
El enviado estadounidense Amos Hochstein se marchó tras una visita de unas horas a Líbano, durante la cual se reunió con los presidentes Michel Aoun, Nabih Berri y el gobierno provisional, Najib Mikati. Hochstein confió en los funcionarios libaneses para ganar el tiempo necesario, no para finalizar el acuerdo y demarcar las fronteras marítimas, sino para ganar el tiempo suficiente para la formación del nuevo gobierno israelí tras las elecciones de noviembre. Estados Unidos y el actual gobierno israelí intentan evitar ofrecer cualquier ventaja al líder de la oposición israelí, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, frente al gobierno de Yair Lapid. La decisión del gobierno de Lapid de enfrentarse a Hezbolá en una guerra o someterse a sus condiciones afectaría a las próximas elecciones israelíes. Sin embargo, los funcionarios libaneses están ofreciendo a Hezbolá una compensación al aceptar el regalo iraní que representa un camión cisterna de combustible gratuito para la grave escasez de electricidad libanesa, desactivando la posibilidad de una guerra temporalmente hasta el próximo mes de noviembre.
El gobierno del primer ministro Mikati se inclina por aceptar el regalo iraní para proporcionar al Ministerio de Electricidad del Líbano el combustible que necesita para aumentar las horas de suministro de una a ocho o diez horas diarias. Al reconocer el regalo iraní, Mikati aborda la crisis actual para disipar parte de la oscuridad en la que se ahoga el Líbano. Hochstein manifestó previamente la oposición de Estados Unidos al regalo iraní tras su reunión con el ministro libanés de Energía, Walid Fayyad, en presencia de la embajadora estadounidense en Beirut, Dorothy Shea. Hochstein expresó su malestar por la aceptación del regalo iraní, diciendo que la decisión “corresponde al gobierno y no al Ministerio de Energía”.
Esta injerencia aparentemente evidente en las decisiones libanesas no es nueva, principalmente porque Washington no aporta nada para ayudar a Líbano en su grave situación actual y, al mismo tiempo, no le permite obtener ayuda y regalos de países como Irán, Rusia y China. EE.UU. prometió traer gas egipcio a través de Siria para aliviar la escasez libanesa de suministro eléctrico, pero nunca cumplió su compromiso desde hace un año, alegando que el retraso se debe a la vacilante financiación del Banco Mundial.
El gobierno de Mikati considera que la decisión de aceptar el regalo anunciado en nombre de Irán por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, enfurecerá a los estadounidenses. Sin embargo, Mikati se encuentra en un verdadero aprieto porque Irán no solicitó transferencias bancarias sujetas a sanciones estadounidenses ni ninguna operación que exponga al Líbano a sanciones. Además, los funcionarios libaneses creen que la aceptación de este regalo es una droga temporal para calmar a Hezbolá y mantenerlo alejado durante los próximos dos meses de su decisión de ir a la guerra si no se demarca la frontera marítima con Israel. Al fin y al cabo, el primer ministro Mikati y muchos otros funcionarios libaneses que poseen miles de millones de dólares en bancos occidentales no se atreven a desafiar a Estados Unidos aunque adopten medidas contraproducentes para los intereses libaneses por miedo a que les confisquen sus bienes.
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