
Escrito por – Elijah J. Magnier:
Los líderes europeos están enviando mensajes contradictorios a Rusia para que detenga la guerra, insinuando la posibilidad de restablecer las relaciones comerciales y económicas y levantando las sanciones una vez finalizada la guerra para sugerir que la relación podría volver a la normalidad. ¿Aceptará el Presidente ruso Vladimir Putin el llamamiento europeo a avanzar hacia negociaciones diplomáticas para encontrar una salida a la guerra ucraniana entre Rusia y la OTAN liderada por Estados Unidos y caerá de nuevo en la trampa de Occidente? El llamamiento de los líderes de la UE se presenta justo cuando se avecina una importante crisis energética para el invierno de 2023, que agotará las armas y revelará diferencias sustanciales entre los miembros de la Unión Europea ante la creciente inflación.
Al término de la cumbre del G20 en Bali (Indonesia), el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó que “hay que reabrir las negociaciones con Rusia y que lo más probable es que avancemos y haya un mayor consenso.” Macron confirmó que “trató la cuestión de Ucrania y de la vuelta de Rusia a la mesa de negociaciones con Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, el primer ministro indio Narendra Modi, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el presidente chino Xi Jinping al margen” de la cumbre.
El canciller alemán, Olaf Scholz, declaró que “la cooperación económica entre Alemania y Rusia podría volver a ser posible si el Kremlin pone fin a su guerra en Ucrania”. Sin embargo, Scholz había dicho en discursos anteriores que “Occidente no levantará las sanciones impuestas a Rusia en respuesta a su invasión de Ucrania hasta que Moscú retire sus fuerzas de Ucrania y alcance un acuerdo de paz con Kiev”.
“Ahora mismo, la relación entre nosotros y Rusia es reducida, reducida, reducida”, declaró Scholz ante el Comité Alemán para las Relaciones Económicas en Europa Oriental, en referencia a las sanciones occidentales contra Rusia que han reducido el comercio y las inversiones bilaterales. Además, en una reunión con el presidente chino, el Canciller alemán instó a Pekín a “ejercer su influencia sobre Rusia” para detener la guerra.
Sin duda, Europa es la más débil en la guerra de poder entre Estados Unidos y Rusia. Washington se aprovecha de la falta de consenso entre los europeos orientales y occidentales. Algunos no están dispuestos a seguir a Bruselas y la política estadounidense de hostilidad hacia Rusia debido a la importancia de los recursos naturales para su población, que además constituyen la columna vertebral de la industria occidental. Además, Rusia, geográficamente la más cercana a Europa, luchó hombro con hombro contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial y estableció líneas comerciales con el viejo continente. Sin embargo, el enfoque anglosajón y el arraigo de la mentalidad colonial entre algunos dirigentes europeos les sitúa en el patio de Estados Unidos a pesar de la desventaja que supone su consiguiente pérdida económica.
Aunque Francia y Alemania hablan de la posibilidad de la paz y de detener la guerra para iniciar negociaciones, son los primeros en prestar apoyo militar a Ucrania. Ambos líderes se dedican a reforzar la OTAN en Europa del Este y participan en comisiones especiales para investigar los crímenes de guerra en Ucrania, e incluso piden crear un tribunal especial para que Rusia rinda cuentas.
Así, la inquebrantable posición estadounidense sobre la necesidad de continuar la guerra domina sobre cualquier deseo del continente europeo. Washington determina la estrategia, la dirige y la aplica con sus aliados occidentales. Scholtz y Macron cambian los papeles y aseguran a Rusia que están dispuestos a un diálogo serio. El presidente francés fue incluso más lejos al declarar “la necesidad de dar garantías de seguridad a Rusia”, que era la principal exigencia de Moscú antes de que comenzara la guerra en febrero pasado.
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