
Bruselas – por Elijah J. Magnier:
Dmitri Medvédev, ex presidente y jefe adjunto de Seguridad Nacional de Rusia, ha sugerido que Rusia, un Estado nuclear, no puede ser derrotado en Ucrania. Dijo: “Los políticos retrógrados de Davos reiteraron que Rusia debe perder para lograr la paz. Ninguno de ellos entiende que la pérdida de una potencia nuclear en una guerra convencional puede conducir a una guerra nuclear. Las potencias nucleares no han sido derrotadas en los grandes conflictos que han determinado su destino”. Esta peligrosa declaración, que indica la determinación de Rusia de ganar a toda costa, coincide con el anuncio realizado por la ministra alemana de Asuntos Exteriores del Partido Verde, Annalena Baerbock, en un acto celebrado en Estrasburgo. Dijo: “Estamos (en Europa) en guerra contra Rusia“. ¿Está Europa de acuerdo con la declaración de la ministra alemana? ¿Ha cruzado la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) la línea roja de dejar que la guerra en Ucrania desencadene potencialmente la guerra nuclear que muchos temen en todo el mundo?
El pasado diciembre, el general de más alto rango del ejército ucraniano declaró que necesitaba “300 tanques, 600-700 vehículos de combate de infantería y 500 obuses para hacer retroceder a Rusia”. El general estadounidense de alto rango Mark Milley declaró: “Estados Unidos ha enviado a Ucrania más sistemas antitanque que tanques hay en el mundo. Se trata de 6.600 Javelins y otros 20.000 sistemas antitanque, de los casi 97.000 sistemas antitanque proporcionados a Ucrania por la comunidad internacional (occidental)”.
Sin embargo, la guerra por poderes entre la OTAN y Rusia se ha intensificado y se han eliminado algunas de las (todavía moderadas) líneas rojas tras la decisión de Occidente de enviar a Ucrania tanques procedentes de Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Polonia, Alemania y algunas otras naciones de la UE. Se espera que estos tanques lleguen a Ucrania tras meses de entrenamiento del ejército ucraniano. Occidente ha confirmado que enviará más de 350 tanques, cifra que puede aumentar, y está estudiando la posibilidad de enviar incluso aviones de combate si hay consenso colectivo.
El problema es que los tanques estadounidenses y alemanes utilizan munición de uranio empobrecido (DU), como ocurrió durante el bombardeo de Serbia en 1999, la invasión estadounidense de Irak en 2003 y la guerra israelí contra Líbano en 2006. Los efectos de estas armas de uranio empobrecido en los recién nacidos son devastadores. En este caso, Moscú considerará que se están utilizando “armas sucias” contra sus soldados, y la guerra podría dar un nuevo giro más peligroso.
Pero, ¿y si la OTAN no utiliza armas de uranio empobrecido y las sustituye por munición convencional? En ese caso, seguirá prevaleciendo la guerra clásica, y Rusia aceptará que Occidente, al igual que el Kremlin, esté decidido a elevar el precio de la victoria rusa o a empujar a Ucrania a algún tipo de victoria con la planificación y las armas de la OTAN para negociar un cese de las hostilidades.
Sin embargo, no es raro que los países con armas nucleares pierdan una guerra, como señaló Medvédev. Sin embargo, puede que se esté refiriendo a la disposición de Rusia a utilizar armas nucleares como una cuestión de supervivencia nacional si está en juego el territorio ruso, incluida Crimea, no Donbass. No es raro que los Estados nucleares pierdan guerras en territorio extranjero sin recurrir a sus arsenales nucleares. Estados Unidos perdió las guerras de Vietnam, Afganistán e Irak bajo los golpes de la resistencia local y no utilizó sus armas nucleares, a pesar de ser el país más poderoso del mundo. Del mismo modo, la Unión Soviética perdió la guerra de 1979-1989 en Afganistán y no utilizó sus armas nucleares.
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