
Por Elijah J. Magnier:
En una dramática conclusión de la cumbre del G-20, tras “200 horas de negociaciones ininterrumpidas, 300 reuniones bilaterales y 15 borradores”, como señaló el funcionario indio Amitabh Kant, surgió una declaración final. En ella no se mencionaba a Ucrania y su actual conflicto. Además, con su ausencia, el Presidente ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping arrojaron largas sombras sobre los procedimientos, asestando un duro golpe a la reunión del Presidente Joe Biden. Dado que se esperaba que Ucrania dominara los debates de la cumbre, su omisión es elocuente. De hecho, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, calificó la cumbre de “éxito”. ¿Está aceptando Estados Unidos que el unilateralismo puede estar desapareciendo de la escena mundial?
El G20, una formidable reunión de las principales economías del mundo, incluye a miembros del G8, entre ellos Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos. También comprende el grupo europeo y otras naciones importantes como Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudí, Sudáfrica, Corea del Sur y Turquía. Este grupo representa un asombroso 85% del PIB mundial y el 75% del comercio internacional.
Curiosamente, la cumbre del G20 se celebró tres semanas después de la reunión de los BRICS, una coalición de cinco grandes economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Estas naciones, que representan la coalición del “Sur” (que abarca América Latina, África y Asia), tienen un asiento en la mesa del G20 y una sofisticada visión económica geopolítica. Sus debates giran a menudo en torno a cuestiones críticas que a veces eclipsan la agenda del G20. Un ejemplo destacado es su interés por abrir nuevos mercados y promover el comercio en monedas locales en el “Sur Global”. Juntos, los países BRICS representan el 42% de la población mundial y el 36% del PIB mundial.
La coalición BRICS está llamada a ser aún más poderosa. El año que viene se espera la adhesión de países como Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, lo que aumentará aún más su influencia en la escena mundial. Esta expansión subraya la cambiante dinámica del poder económico mundial y la creciente importancia de las economías emergentes en la configuración del futuro.
La notable ausencia de los presidentes ruso y chino en la reciente cumbre dice mucho del cambiante panorama geopolítico. Mientras que la ausencia del presidente ruso puede atribuirse al conflicto en curso en Ucrania y a la intención de Estados Unidos de orientar la cumbre hacia la condena de Moscú, la no participación de China refleja la escalada de tensiones entre Pekín y Washington. La postura asertiva de Estados Unidos hacia China -armar a Taiwán, bloquear la transferencia de tecnología de semiconductores y construir más bases estadounidenses alrededor de China, por nombrar sólo algunas- ha incrementado las hostilidades. En estas circunstancias, es comprensible que el Presidente Xi Jinping opte por mostrar su solidaridad con Rusia, un aliado estratégico, limitando las reuniones de alto nivel con Estados Unidos, aunque los canales diplomáticos permanezcan ostensiblemente abiertos.
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