Cuando Hezbolá erige las opciones China e Irán, Estados Unidos tiembla

Por Elijah J. Magnier: @ejmalrai

Traducción: Diego Sequera

Rápidamente, y bajo la mirada vigilante de drones israelíes y estadounidenses, Hezbolá está almacenando cientos de toneladas de alimentos, suministrados por Irán, en docenas de depósitos improvisados en la frontera sirio-libanesa. Este nuevo e inusual paso de Hezbolá refleja la promesa reciente del secretario general Sayyid Hassan Nasrallah de evitar que la amenaza de hambruna se cierna sobre la población libanesa. 

La guerra de Estados Unidos-Israel contra el Eje de la Resistencia continúa pero con herramientas distintas. Está progresando de librar guerras con ejércitos sobre el terreno como hizo Estados Unidos en Afganistán en 2001  y en Irak 2003, y como lo hizo Israel en Líbano en 2006, al asesinato de figuras claves en Irak. Y ahora es la guerra de sanciones contra Irán, Siria y el Líbano, además de la intimidación de Irak. En enero pasado, luego del asesinato ilegal del general de brigada Qassem Soleimani -algo que el relator de la ONU Agnes Callamard describió como “un acto de guerra”- el presidente Donald Trump amenazó con girar sanciones contra Irak “como nunca antes han visto” de Bagdad exigirle a las tropas estadounidenses que se retiraran de Mesopotamia. Irán ha sobrevivido a 40 años de sanciones continuas y en escalada, y Siria ha comenzado a enfrentar las sanciones severas y unilaterales de la Ley César: el país ya ha estado bajo sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea los últimos nueve años. 

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La situación económica severa y la aguda devaluación de la moneda local que condujo a la escalada de precios de los alimentos están presionando al gobierno libanés y al actor cuasi-estatal, Hezbolá, a buscar soluciones distintas de los dictámenes y objetivos norteamericanos. Para este propósito, Sayyid Nasrallah propuso que el gobierno mirara hacia el Oriente, a China y Rusia, sin necesarimente darle la espalda a Occidente, a menos que Estados Unidos continúe el castigo severo que está impactando a toda la población libanesa. 

La sugerencia de Sayyid Nasrallah de que el gobierno “vire al Oriente” creó una tormenta en Washington, consciente de la amenaza creciente de la colosal economía china y sus socios alrededor del planeta están amenazando la hegemonía de Estados Unidos. La embajadora de Estados Unidos en el Líbano, Dorothy Shea, criticó la apertura de Líbano a China en un movimiento que destaca la confusión del gobierno estadounidense. El golpe “debajo de la cintura” de Sayyid Nasrallah sacó de equilibrio a la administración en la Casa Blanca. Nasrallah propuso hacer que la brújula del país gire hacia los dos países declarados como los más despreciables por la administración Trump (China e Irán). Estos países tienen la capacidad de contrarrestar las acciones de Estados Unidos contra el Líbano. 

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Esta estrangulación económica es conocida como la “guerra blanda” porque no le cuesta ninguna pérdida humana a Israel o a Estados Unidos. Aún así, lo que la planificación estadounidense no pudo prever es la reacción del campo contrario. El Eje de la Resistencia ha sido forzado a ser más creativo, aprender nuevas maneras de sobrevivir en solidaridad, y superar los desafíos difíciles impuestos por Estados Unidos e Israel. 

Irán le prometió su apoyo a sus aliados en el Medio Oriente (y en el Caribe) al exportar petróleo a Venezuela bajo la vigilante pero impotente mirada de Estados Unidos. Mientras que Estados Unidos amenaza a aquellos que creen que son aliados como peones desechables, interesados solamente en el primer ministro Diab, elevaron la exigencia israelí de establecer fronteras terrestres y marítimas entre Líbano e Israel,  una petición que el gobierno en Beirut siempre ha rechazado. Estados Unidos está intentado ofrecer soluciones temporales a Líbano para mantenerla en un limbo y dependiente al humor y la bendición de Washington, siempre y cuando el gobierno libanés no dé ningún paso real hacia China por energía alternativa e infraestructura. 

La capacidad militar de Hezbolá ha confirmado un puesto robusto para la organización en muchos teatros alrededor del Medio Oriente. El último discurso de Sayyid Nasrallah no apuntaba a aumentar su popularidad sino que era una hoja de ruta y un plan de acción preparando a su grupo para cubrir algunas necesidades de la población. Estados Unidos pudiera efectivamente estar pensando en profundizar aún más las sanciones y otras formas de contrarrestar a Hezbolá. La llamada “guerra blanda” apenas comienza, pero el Eje de la Resistencia parece estar indudablemente listo para producir respuestas. 

Copyright © https://ejmagnier.com 2020 

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