La guerra del Mossad israelí y el servicio de inteligencia de Hezbolá 2/3

Mujeres, dinero, venganza y liderazgo son las motivaciones del espionaje

Escrito por – Elijah J. Magnier:

Los chiíes inmigrantes del Líbano que viven y trabajan en el extranjero también se han convertido en objetivo del Mossad. Dado que las familias chiíes libanesas y sus jóvenes no suelen poder viajar fácilmente al cercano continente europeo, encuentran refugio en los países africanos donde tienen parientes bien establecidos. Esto hizo que el Mossad amplificara el impulso de sus operaciones de polarización para incluir el continente africano con el fin de atrapar y reclutar al mayor número de agentes en su red.

Cuando estalló la guerra en Siria, la grave amenaza del “Eje de la Resistencia” planteó la posibilidad de que el gobierno central de Damasco cayera en manos de Al Qaeda y, más tarde, del “Estado Islámico” ISIS. Una opción similar habría cerrado la línea de suministro logístico entre Teherán y Beirut a través de Damasco y habría puesto a Hezbolá en una posición en la que reabastecer o mejorar sus misiles y aviones no tripulados habría sido más difícil.

Los grupos extremistas suníes takfiríes alcanzaron el corazón de Damasco en 2013, obligando al presidente sirio a solicitar el apoyo de tropas terrestres a Irán y Hezbolá. Esta situación crítica llevó al reclutamiento de miles de jóvenes voluntarios libaneses en las filas de Hezbolá, con la intención de reunir una gran fuerza de trabajo para recuperar la pérdida esencial de territorios en los combates en Levante e Irak para derrotar a “Al Qaeda” y al “ISIS”. Hezbolá atrajo a los jóvenes con notable rapidez y los trasladó directamente a los campos de entrenamiento creados apresuradamente para impartir educación militar. El objetivo era reunir una horda humana considerable y trasladarla a Siria e Irak, donde operaban “Al Qaeda” e “ISIS” y amenazaban la estabilidad de ambos países. Los campos de entrenamiento recién creados no se ocultaron a Israel ni a los ojos occidentales. Los campos no pretendían ser secretos en modo alguno, sino tratar de intimidar al patrocinador del proyecto de Estado fallido en Siria e Irak.

Hezbolá nunca se había enfrentado a una situación similar en el pasado. Tuvo que improvisar y crear planes provisionales para reclutas tan importantes. Antes de esta emergencia creciente, la aceptación en Hezbolá tenía sus estrictas condiciones. Los reclutas se sometían a pruebas psicológicas, ideológicas y físicas y a cursos programados durante al menos dos años antes de ser aceptados y enviados a los campamentos militares para iniciar el entrenamiento y, posteriormente, ser destinados a operaciones sobre el terreno.Sin embargo, los voluntarios de guerra sirios e iraquíes no pasaron por este tamiz de seguridad porque su misión no requería mezclarse con unidades sensibles y equipos militares especiales. En cambio, participaron en las batallas como infantería hasta que su papel en el campo de batalla terminó tras años de lucha. De hecho, Irak recuperó el control de todo su territorio, y Siria rescató casi el 70% del país, liberado. Cientos de estos voluntarios murieron y miles resultaron heridos. Al final de la guerra, algunos de ellos abandonaron las filas de Hezbolá por su trabajo cotidiano o para buscar oportunidades 

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