Israel e Irán han disciplinado su guerra abierta tras un intercambio de golpes.

Escrito por – Elijah J. Magnier:

Un joven palestino mató a siete colonos e hirió a otros diez en la capital de Palestina, Jerusalén, en una operación cualitativa que Israel no esperaba, donde se despliegan fuerzas israelíes fuertemente armadas para extender su autoridad con un puño de hierro que resultó fácil de contrarrestar. Tel Aviv respondió enviando unos pequeños drones a través de sus agentes, que causaron daños menores en el tejado de hormigón de un edificio perteneciente al Ministerio de Defensa iraní en Ispahán. No contentos con el resultado menor del ataque de Ispahán, aviones israelíes atacaron un convoy iraní que transportaba víveres cuando cruzaba Irak hacia territorio sirio, sin causar víctimas humanas. ¿Qué pretenden ambas partes y qué mensajes intercambian?

El atentado de Jerusalén -así como otros atentados anteriores perpetrados por palestinos con carné de identidad israelí- es una prueba sólida de su apego a su país y a su causa, que no han olvidado a pesar de su corta edad. Esto demuestra que las apuestas de los países árabes y occidentales de que la nueva generación no estará comprometida con la causa palestina son erróneas. La joven generación está decidida a enfrentarse a Israel y Occidente, que prometieron un Estado palestino durante el proceso de paz pero incumplieron su compromiso con los acuerdos supervisados internacionalmente.

Como resultado, el pueblo palestino ha demostrado que quiere liberar su tierra y que el poderío militar de Israel, incomparable con el de cualquier otra potencia de Oriente Próximo, no le intimidará, disuadirá ni impedirá alcanzar su justa causa.

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