
Por Elijah J. Magnier:
Cuando el ex Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger dijo que “ser enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso, pero ser amigo es fatal”, tenía razón. Las consecuencias negativas de la guerra en Ucrania han revelado algunos de sus efectos nocivos evidentes para Europa y otros ocultos que probablemente surgirán en algún momento en el futuro, en detrimento de los aliados de Estados Unidos y en beneficio de Washington. Por eso los funcionarios de la administración estadounidense, a diferencia de sus homólogos europeos, han demostrado ser excelentes estrategas a la hora de planificar, dirigir y cosechar todos los beneficios de la guerra en Ucrania. Lo último es la migración de la industria europea a Norteamérica debido a la falta de energía y materias primas en el continente tras la decisión de la UE de aislarse de Rusia y pronto de China.
Kissinger se refería al presidente Ngo Dinh Diem, el presidente de Vietnam del Sur respaldado por EEUU, que fue asesinado por sus propios militares después de que EEUU le retirara su apoyo. Nguyen Van Thieu, que dirigió el ataque al palacio presidencial para detener a Diem, se convirtió en el presidente de Vietnam del Sur respaldado por Estados Unidos antes de ser abandonado cuando éste se retiró de Vietnam. “Los estadounidenses nos lo prometieron, nosotros confiamos en ellos”, declaró Van Thieu antes de abandonar su país justo un día antes de que las fuerzas comunistas tomaran el control de Hanoi en 1975, viajando a Estados Unidos en busca de refugio, donde murió a los 78 años.
La historia se repite, ofreciendo valiosas lecciones, pero los líderes occidentales son lentos para aprender o incluso ciegos, tal vez por elección. Hasta ahora, tras la guerra de Ucrania, nada ha salido bien para Europa, pero cada paso parece favorecer a Estados Unidos. En primer lugar, se negó a Europa el flujo de gas ruso barato, con graves consecuencias para las poblaciones europeas y su industria. Para asegurarse de que los líderes europeos no cedan ante la presión popular de la alta inflación y vuelvan a hacer negocios con Rusia, la marina estadounidense parece haber volado el principal suministro de gas a Alemania, Nord Stream 1 y 2. Interrumpir los negocios entre Europa y Rusia ha sido el objetivo de muchos presidentes estadounidenses, con escaso éxito hasta que el presidente Biden asumió el cargo y prometió cortar este suministro de gas.
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