
Escrito por – Elijah J. Magnier:
La reciente visita del presidente iraní Ibrahim Raeisi a Damasco envió un fuerte mensaje a Israel y Estados Unidos sobre la estratégica y creciente presencia de Irán en el Levante. La visita significa el fracaso de los intentos israelíes y occidentales de expulsar a Irán y a sus aliados de Siria. Muestra a Irán como una nación con una influencia que va más allá de su apoyo a actores y organizaciones no estatales. De hecho, el impacto positivo del acercamiento irano-saudí en Oriente Próximo está creando una nueva base para organizar las diferencias, poner fin a las hostilidades mutuas y eliminar las fuentes de conflicto. Los acuerdos firmados entre Irán y Siria durante la visita de Raeisi incluían el establecimiento de un ferrocarril entre Siria, Irak e Irán para transportar mercancías y visitantes, aumentar el número de peregrinos a los lugares santos de Irán y Siria y reforzar la línea de suministro entre el “eje de resistencia”. Además, destaca el reciente cierre de dos medios de comunicación de Ansar Allah-Houthi financiados por Irán en Beirut y el regreso de Damasco a la Liga de Estados Árabes después de 12 años como signos de un creciente optimismo en Oriente Medio para la resolución del conflicto. El desarrollo económico-cultural-militar entre Siria e Irán preocupa a Israel. Confirma que Irán está consolidando su presencia popular y militar en la región y directamente en las fronteras con Palestina.
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Durante los largos años de guerra, Israel bombardeó Siria más de 1.500 veces para “expulsar a Irán y sus aliados del Levante”. Sin embargo, la visita del presidente iraní Ibrahim Raisi ha confirmado que la presencia de Irán en Levante es una realidad que debe aceptarse. Irán también envía un mensaje firme de que las relaciones se están desarrollando en los planos de la construcción, el comercio, la economía y las infraestructuras, tras el apoyo militar y petrolero. El mensaje del presidente Bashar al-Assad al mundo es que no sustituirá a Irán ni abandonará su eje, independientemente de cualquier futuro acercamiento regional u occidental. Esto demuestra el fracaso de los intentos y objetivos israelíes y occidentales de expulsar a Irán de Siria y que Irán es una poderosa nación de Oriente Medio que goza de influencia más allá de su apoyo a influyentes actores y organizaciones no estatales. El acercamiento entre Irán y Arabia Saudí ha repercutido positivamente en Oriente Próximo, creando una nueva base positiva, organizando las diferencias, poniendo fin a las hostilidades mutuas y colaborando para eliminar cualquier fuente de conflicto.
Fuentes bien informadas confirman que “la visita del presidente Raeisi a Damasco complementa la del ministro de Asuntos Exteriores Hussein Amir AbdelAllahian a Beirut, donde anunció el apoyo de Irán a la ecuación ejército-pueblo-resistencia desde la capital libanesa. La visita de Abdellahyan a la frontera libanesa con Palestina fue un mensaje a Israel de que este “eje de resistencia”, incluido Irán, se encuentra ahora en Palestina y en las fronteras libanesa y siria debido al fracaso de las guerras israelíes-occidentales para derrotarlo y expulsarlo. En consecuencia, Irán acudió a Líbano y Siria para confirmar la victoria de este “eje de resistencia”, logrando sus objetivos y su presencia estática en diferentes países de Oriente Medio. Tras la larga guerra estadounidense que comenzó en Irak en 2003 y terminó con la guerra siria en 2011, Estados Unidos eliminó a Sadam Husein, uno de los enemigos más fuertes de Irán, y ofreció una oportunidad para que Irán se estableciera en Siria y creara una base sólida”.
Durante su reciente viaje a Damasco, el presidente iraní expresó su pleno apoyo a su homólogo sirio, Bashar al-Assad. “Sin duda, mi visita a este país (Siria) es un punto de inflexión en las relaciones irano-sirias, y su impacto gira en torno a la eliminación de obstáculos y la ampliación de la cooperación económica entre ambos países, así como su efecto (positivo) en la región”, declaró Raesi.
Uno de los acuerdos más importantes firmados entre ambos países no se limitaba a la construcción por Irán de centrales eléctricas en Siria, la ampliación de la línea de crédito, el intercambio comercial en monedas locales y el establecimiento de bancos para facilitar las transacciones financieras. También incluía el establecimiento de un ferrocarril entre Siria, Irak e Irán para transportar mercancías y visitantes, aumentar el número de peregrinos a los lugares santos de Irán y Siria y reforzar la línea de suministro entre el “eje de resistencia”. El Presidente estuvo acompañado por los ministros de Asuntos Exteriores, Defensa, Petróleo, Carreteras y Desarrollo Urbano y Comunicaciones.
Los planes de Irán para Siria aumentarán los vínculos culturales, sociales y de transporte entre ambos países. Esto beneficiaría a los países implicados en el proyecto chino “Cinturón y Ruta” y mantendría la línea vital y el flujo de lo que necesita el “Eje de la Resistencia” entre Irán, Irak, Siria y Líbano. Por otro lado, el presidente sirio afirmó que “Irán no dudó en apoyar a Siria y ofreció las vidas de sus asesores, que es lo más preciado que un amigo leal puede dar a un aliado”. Irán, al igual que Siria, no se dejó influir por todas las tentaciones de abandonarnos, que hicieron lo mismo cuando Irán fue atacado”.
La demostración de poder iraní en Líbano y Siria es una continuación del acuerdo irano-saudí que se ha producido en la región y que ha dado lugar a un verdadero acercamiento entre los dos países más poderosos de Oriente Próximo. Esta nueva situación condujo al cierre en Beirut de dos emisoras por satélite de Ansar Allah-Houthi, financiadas por Irán, que cubrían la guerra en Yemen. A la medida iraní siguió una decisión saudí similar de cerrar centros de medios de comunicación críticos con Irán y que pedían un cambio de régimen en la “República Islámica”.
Por otra parte, el regreso de Damasco a la Liga de Estados Árabes después de 12 años es el indicador más significativo de optimismo en una situación en la que los países de Oriente Próximo se esfuerzan por tener cero problemas. Arabia Saudí forzó la mano de Qatar, Kuwait y Marruecos, que se habían opuesto hasta el último momento al regreso de Siria a la Liga Árabe, a pesar de la amenaza de Estados Unidos de imponer sanciones a los árabes si violaban las sanciones unilaterales e ilegales de Occidente en virtud de las “leyes del César”.
Las fuentes confirman que “la destructiva competición por la influencia entre Irán y Arabia Saudí se ha calmado, y los intereses económicos de los Estados se han convertido en una competición económica. La construcción de puentes de cooperación está sobre la mesa, sustituyendo a la anterior competencia por la influencia, que iba en aumento, y la lucha por poderes ya no es una prioridad”.
La visita de Raesi supone también un golpe importante a la normalización con Israel. Desde el corazón de la capital siria, Damasco, los dirigentes iraníes anunciaron su apoyo a la causa y la resistencia palestinas. La causa palestina es una firme convicción iraní, no sólo una cuestión política o una esfera de influencia. Raeisi subrayó que “la resistencia en Líbano y Gaza es más fuerte que nunca”. Es un mensaje claro a la entidad sionista que ocupa Palestina y está estacionada en las fronteras de Líbano y Siria. De este modo, el presidente iraní subraya que Israel ha fracasado en su intento de atacar y debilitar el “Eje de la Resistencia”, que ha crecido en fuerza y asociación.
El desarrollo económico-cultural-militar entre Siria e Irán preocupa a Israel y ridiculiza al “invencible ejército (israelí)”. Confirma que Irán está consolidando su presencia popular y militar y que reconstruirá lo que la guerra ha destruido en Siria, como prometió el presidente iraní desde la capital siria.
La guerra estadounidense-israelí contra este eje no logró debilitarlo, detener el suministro de armas a Hezbolá en Líbano e impedir la presencia iraní en Siria. Raeisi vino a celebrar esta victoria y el fracaso del eje de hostilidad estadounidense-israelí. Como resultado, el acercamiento sirio-árabe-iraní ha triunfado en un momento en que Israel se enfrenta a una grave agitación interna. Además, Estados Unidos se encuentra inmerso en una crisis financiera (su deuda ha alcanzado los 31,4 billones de dólares) y no ha logrado doblegar a Rusia ni destruir su economía. Los países árabes e Irán han encontrado el equilibrio necesario para organizar las disputas, ponerles fin y enterrar el hacha de guerra. Sin embargo, nunca se descarta una reacción adversa de Estados Unidos que estropee este acercamiento, porque Washington no está acostumbrado a admitir su derrota y a observar la reducción de su hegemonía sin reaccionar destructivamente.
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