La respuesta de Irán y Hezbolá a las amenazas israelíes: Evaluación del panorama geopolítico.

Por Elijah J. Magnier:

Irán y Hezbolá se enfrentan a un creciente aluvión de amenazas por parte de Israel. En medio de la cambiante dinámica geopolítica, Irán ha reducido las tensiones con los Estados árabes y países vecinos como Turkmenistán, Kazajstán y Armenia. Este giro estratégico tiene como objetivo consolidar la influencia de Teherán en zonas clave, al tiempo que refuerza el eje antiestadounidense y antiisraelí en Palestina, Líbano, Siria, Irak y Yemen. Israel, sin embargo, sigue preocupado, sobre todo teniendo en cuenta que Estados Unidos se centra en su conflicto indirecto con Rusia en Ucrania y en sus preparativos para enfrentarse a China. En consecuencia, Israel ha intensificado recientemente sus advertencias de un ataque contra Irán y ha expresado el peligro potencial de apuntar a Líbano y Hezbolá, alimentando los temores de un conflicto regional a gran escala en Oriente Próximo. El general de división Aharon Haliva, jefe de la Dirección de Inteligencia Militar (Aman) de Israel, ha acusado al secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, de estar a punto de “cometer un error que podría conducir a una guerra en Oriente Próximo” porque Hezbolá podría no estar solo en la lucha contra Israel.

La costumbre del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de amenazar a gritos a Irán y acusarlo de acercarse a la capacidad de fabricar armas nucleares no es nada nuevo. Netanyahu ha persistido en esta política durante años, a pesar de la afirmación de la Agencia Internacional de la Energía de que tales afirmaciones carecen de fundamento. Esta retórica se dirige principalmente a un público interno israelí cada vez más descontento con el primer ministro y su gobierno. Ha habido crecientes llamamientos para que Netanyahu dimita o sustituya a los ministros extremistas, pero se ha abstenido de tomar tales medidas para evitar el colapso de su gobierno. En consecuencia, Netanyahu recurre a crear crisis con las organizaciones palestinas, orquestar asesinatos y cometer masacres contra dirigentes y civiles palestinos para desviar la atención de las cuestiones internas centrándose en los problemas de seguridad.

En los próximos días se espera que la Agencia Internacional de la Energía publique un informe sobre su supervisión de las actividades nucleares de Irán. Este acontecimiento podría socavar las acusaciones de Israel, pero no aliviará la animosidad ideológica subyacente entre Tel Aviv y Teherán. La principal preocupación de Israel son los esporádicos -aunque pequeños- ataques con cohetes desde Líbano, que sirven como claro mensaje de Hezbolá señalando su voluntad de unir fuerzas con la resistencia palestina si fuera necesario. Sin embargo, es posible que Hezbolá no tenga en cuenta otros factores, como el deterioro de la situación económica de Líbano, a la hora de actuar y responder como un solo frente con todos los miembros del “Eje de la Resistencia”. Israel es muy consciente de la amplia influencia de Irán en varios países de Oriente Próximo, lo que aumenta su preocupación.

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Además, el gobierno israelí está especialmente alarmado por los crecientes vínculos de Irán con los Estados de Oriente Medio, que interpreta como la aceptación del papel inexpugnable de Irán en la región. A través de sus aliados, Irán se ha asegurado el acceso al Estrecho de Ormuz, el Mediterráneo y el Mar Rojo. Este posicionamiento permite a Irán atacar potencialmente a Israel desde múltiples escenarios, como demuestran los pasados ataques a buques israelíes y el uso de aviones no tripulados desde Siria. Además, el apoyo inquebrantable de Irán a los movimientos de resistencia en Irak, Líbano, Siria y Yemen aumenta la preocupación de Israel. La reciente declaración de Saná (Yemen), en la que afirma que sus principales adversarios son Estados Unidos e Israel, al tiempo que expresa su disposición a unirse a la lucha contra Tel Aviv junto a Palestina, refuerza la unidad de los diversos frentes contra Israel. Tel Aviv intentó derrotar a Irán en muchos escenarios, especialmente en Siria, pero fracasó estrepitosamente.

Los recientes acontecimientos en Siria han mostrado un cambio notable. Las fuerzas de la resistencia siria dispararon contra un avión no tripulado israelí, lo que supone una respuesta significativa a las advertencias de Netanyahu y su ministro de Defensa, Benny Gantz, que prometieron que sus amenazas no quedarían desatendidas. Irán ha logrado establecer en Siria una fuerza auxiliar alineada ideológicamente, totalmente equipada y entrenada según la metodología de las fuerzas especiales de Hezbolá, los “Radwan”. Esta fuerza está estratégicamente situada a lo largo de la frontera libanesa y recientemente ha realizado maniobras militares simulando la ocupación de un asentamiento fronterizo israelí.

La demostración subraya que la próxima batalla no se limitará al Líbano, con un mero intercambio de cohetes, misiles y drones. La batalla se trasladaría a la Palestina ocupada, con la División Especial Radwan lanzando ataques contra asentamientos israelíes. Netanyahu y su gobierno, que durante años se han abstenido de atacar a miembros de Hezbolá en Siria y de participar en enfrentamientos a lo largo de la frontera libanesa, consideran esta evolución profundamente preocupante.

El jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, afirmó que Hezbolá había sido “disuadido” y reconoció que el grupo comprendía el pensamiento estratégico de Israel. “Esta comprensión anima a Hezbolá a desafiar a Israel”, afirmó. Sin embargo, Israel se ha visto disuadido de actuar contra Hezbolá en Líbano hasta el punto de abstenerse de acusar al grupo de orquestar ataques con cohetes, una clara señal del fracaso de Israel a la hora de desafiar a Hezbolá. En respuesta a la provocación de Hezbolá, Israel llevó a cabo ataques aéreos contra una plantación de plátanos abandonada para evitar una escalada y las represalias de Hezbolá.

La escalada verbal de Netanyahu contra Irán coincidió con la cumbre del G7 y una reunión en Yeda a la que asistió el presidente sirio Bashar al-Assad. Esta coincidencia sugiere un intento de atraer la atención, sobre todo teniendo en cuenta que Israel sólo lanzaría un ataque contra Irán con el apoyo estadounidense. Por tanto, Israel está postulando que puede atacar a Irán, que comprende las limitaciones de Tel Aviv. 

Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que Irán tome definitivamente represalias, sobre todo teniendo en cuenta sus acciones pasadas, como el ataque a la principal base militar estadounidense en Irak tras el asesinato del general de división Qassem Soleimani y sus colaboradores. ¿Puede Israel paralizar eficazmente las capacidades militares de Irán mediante un ataque? ¿Puede impedir que Irán utilice eficazmente su experiencia nuclear y sus avances científicos ahora que ha enriquecido uranio con una pureza del 60%? Hay un largo trecho entre la amenaza de bombardear Irán y el hecho de hacerlo.

Irán ha anunciado la posesión del Khormshar-4, un misil estratégico con capacidad de evasión por radar, un alcance de 2.000 km y una capacidad destructiva de 1.500 kg de explosivos. Además, Irán, en cooperación con sus poderosos aliados de Asia, está desarrollando activamente formidables misiles supersónicos para mejorar su capacidad disuasoria y atacar eficazmente a cualquier adversario, independientemente de su superioridad aérea. Los misiles hipersónicos de Irán no pueden ser interceptados por ningún sistema actual. Este desarrollo pone de relieve la capacidad de Irán, con sus aliados, para eludir la Cúpula de Hierro de Israel y atacar cualquier objetivo dentro de Israel en caso de guerra, tras inundar los sistemas de interceptación israelíes. Irán tiene capacidad para lanzar cientos de misiles contra cualquiera de las decenas de bases militares estadounidenses en Oriente Próximo y Asia en caso de guerra. Irán ha creado un anillo de aliados a los que pedir apoyo en caso de necesidad, una posibilidad plausible de la que tanto Israel como Estados Unidos son conscientes y que desearían evitar a toda costa.

Los asesinatos de científicos nucleares iraníes y los intentos de sabotaje de instalaciones nucleares llevados a cabo por Israel en el pasado no han logrado detener el desarrollo de misiles de Irán ni sus avances en tecnología nuclear. Irán ha logrado la capacidad de producir misiles avanzados y drones versátiles, exportándolos incluso a Rusia. Ni Israel ni Estados Unidos han detenido la marcha de Irán hacia la disuasión militar. 

Mientras Netanyahu intenta crear tensión, Irán adopta un enfoque diferente. Está organizando una conferencia regional asiático-africana para promover la sustitución del dólar y el euro por monedas locales y alternativas debido a las presiones inflacionistas en los países occidentales, incluido Estados Unidos. Irán también ha firmado acuerdos estratégicos con Rusia para el desarrollo armamentístico y con Moscú y Pekín para el crecimiento económico, la energía y el desarrollo del transporte. También ha firmado un acuerdo con Indonesia para el intercambio de mercancías entre ambos países con el fin de reducir el uso de divisas fuertes (dólares estadounidenses y euros) y para la cooperación energética y comercial. Teherán considera insignificantes las provocaciones de Netanyahu a la luz de sus ambiciones más amplias.

Las amenazas de Israel contra Irán y Hezbolá se reciben con diversos grados de preocupación y disposición. Irán, con sus alianzas regionales y sus crecientes capacidades, plantea un complejo desafío a Israel. Aunque Israel pretende proyectar fuerza y mantener su influencia regional, el panorama geopolítico y los movimientos estratégicos de Irán sugieren que no debe subestimarse la respuesta de Irán y Hezbolá, lo que convierte la amenaza de Netanyahu y sus mandos militares en una tempestad en una tetera.

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