El paisaje cambiante de África: Competencia chino-occidental y modelos contrapuestos

Por Elijah J. Magnier:

La carrera geopolítica por la influencia en África se acelera a medida que potencias mundiales como Estados Unidos y Rusia intensifican sus esfuerzos por forjar lazos distintivos con el continente. Las Naciones Unidas predicen que la población de África se duplicará hasta alcanzar los 1.100 millones de habitantes en 2050, impulsada por la rápida urbanización, superando finalmente los 2.000 millones de personas. Como ha confirmado el Fondo Monetario Internacional, este crecimiento sitúa a África como el segundo continente de más rápido crecimiento del mundo. Esta trayectoria marca el final de la “primera lucha” por los recursos de África en cinco siglos. Anuncia la aparición de una “segunda pugna”, impulsada por sus florecientes mercados, abundantes recursos naturales, capital humano y vínculos marítimos estratégicos con otros continentes.

China ha puesto sus miras en África, lanzando una serie de ambiciosos proyectos y desarrollos de infraestructuras para conectar a las naciones del continente y desafiar a sus homólogos occidentales por la supremacía. Las potencias coloniales históricas de Europa, que antaño dominaban las tierras africanas, se enfrentan ahora a una disminución de su influencia, a la reacción de algunas naciones africanas y a la pérdida de influencia en otras. Francia, por ejemplo, se ha enfrentado a expulsiones de dos países, Mali y Burkina Faso, y a un creciente sentimiento populista contra su presencia en la región, principalmente en Níger.

El compromiso de China con África se remonta a la dinastía Ming en 1644, y esta relación histórica continúa. En particular, China apoyó la decisión del Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser de nacionalizar el Canal de Suez en 1956, lo que dio lugar a intercambios de estudiantes y a un puente cultural entre ambas regiones. A diferencia de China, que se centra en proyectos económicos e infraestructuras para expandir su influencia, Estados Unidos y Francia se preocupan por las bases militares y la lucha antiterrorista en África. 

El nuevo ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, embarcado en una gira por países africanos, subrayó el compromiso inquebrantable de Pekín en sus relaciones con el continente. La estrategia china se basa en un enfoque suave para cimentar los lazos, una política en vigor desde 1991. El enfoque proactivo de China se puso de manifiesto con el lanzamiento de la iniciativa “Ruta de la Seda” en 2013, que supuso la creación de 46 puertos africanos nuevos y renovados que conectan África con el resto del continente. Esta inversión ha afianzado su posición como mayor inversor en el África subsahariana. Más allá de los proyectos tradicionales, el compromiso de China abarca diversos sectores, como la educación, la sanidad, la tecnología y la investigación científica, consolidando aún más su presencia en la región.

Durante una importante cumbre sino-africana, el presidente Xi Jinping prometió miles de millones de dólares para apoyar el desarrollo del continente, con una parte significativa destinada a proyectos de desarrollo y préstamos sin intereses. China también ha cancelado una importante deuda africana, demostrando así su compromiso de promover el progreso.  

En las décadas de 1980 y 1990, cuando muchos países africanos estaban endeudados, China canceló más del 85% de los préstamos sin intereses pendientes en aquel momento. Según la Iniciativa de Investigación China-África (CARI) de la Universidad Johns Hopkins, entre 2000 y 2019, China ha cancelado al menos 3.400 millones de dólares en deuda, casi todos sus préstamos sin intereses a países africanos. A partir de 2022, China dijo que condonaría 23 préstamos sin intereses a 17 países africanos y redirigiría 10.000 millones de dólares de sus reservas del Fondo Monetario Internacional a naciones del continente. 

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Read more of this content when you subscribe today. Los críticos, por su parte, expresan su preocupación por la creciente influencia de China en África, y a menudo la describen como una conquista cargada de deuda. Sin embargo, los datos del Banco Mundial muestran que 49 países africanos deben el 39% de su deuda a instituciones multilaterales, el 35% a acreedores privados (excluidos los acreedores privados chinos), y el 12% de la carga de la deuda del continente se debe a China y a prestamistas chinos. En 2021, los prestamistas privados cobrarán un 5% de interés, mientras que China y los prestamistas multilaterales cobrarán un 2,7% y un 1,3%, respectivamente. Las actividades económicas de China en África han florecido, con unas 10.000 empresas chinas operando a nivel internacional. McKinsey & Company predice que los ingresos de China alcanzarán la asombrosa cifra de 440.000 millones de dólares en 2025, impulsados principalmente por empresas en Sudáfrica, Etiopía, Costa de Marfil, Mali, Nigeria, Kenia, Angola, Egipto, Níger, Sierra Leona y otros países.

La diferencia entre el planteamiento chino y el europeo es notable. La meticulosa ejecución de los proyectos por parte de China, libre de interferencias o dictados políticos, contrasta con las políticas europeas a corto plazo y cargadas de valores que a menudo pasan por alto el desarrollo de infraestructuras. Las potencias europeas han extraído históricamente los recursos vitales de África, dejando contribuciones mínimas al crecimiento del continente. Mientras Europa se dedica a actividades militares con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, China sigue centrada firmemente en el progreso económico. En una era de dinámicas geopolíticas cambiantes, África se encuentra en el centro de una nueva pugna por la influencia. La postura proactiva de China, orientada al desarrollo, reconfigura el continente, dejando a Occidente ante un panorama transformado. Las implicaciones son claras: Occidente debe adaptarse a la cambiante dinámica del poder económico, guiado por la visión de invertir en el desarrollo de África y reconstruir sus descuidadas infraestructuras. A medida que la presencia de China se consolida, el destino de África se entrelaza con las cambiantes mareas de la influencia mundial, abriendo un nuevo capítulo para el continente y sus asociaciones estratégicas. 

En medio de esta dinámica cambiante, China se ha afianzado en África, convirtiéndose en un actor insustituible. Como consecuencia, Occidente se está viendo obligado a navegar entre el ascenso de estas potencias económicas, compitiendo por ganar corazones y mentes a cambio de inversiones que revitalicen las infraestructuras africanas, descuidadas durante tanto tiempo. Esta nueva realidad ha surgido mientras Occidente sigue preocupado por los conflictos en Oriente Medio y el reciente enfrentamiento con Rusia en Ucrania, desviando inadvertidamente la atención de la creciente competencia en África.

En las dos últimas décadas, China se ha embarcado en varios proyectos africanos, que abarcan diversos sectores como las infraestructuras, la energía, las telecomunicaciones, la agricultura, la educación y la sanidad. Estos proyectos pretenden promover el desarrollo económico, reforzar los lazos diplomáticos y asegurar el acceso a recursos críticos. He aquí algunos proyectos chinos notables en África durante los últimos veinte años:

1.         Desarrollo de infraestructuras: China ha desempeñado un papel importante en la construcción de infraestructuras críticas en África, como carreteras, ferrocarriles, puentes, puertos y aeropuertos. Por ejemplo, el ferrocarril Addis Abeba-Djibouti en Etiopía, el ferrocarril de ancho estándar Mombasa-Nairobi en Kenia y el ferrocarril Abuja-Kaduna en Nigeria son importantes proyectos ferroviarios financiados y construidos por China.

2.         Proyectos energéticos: China ha invertido mucho en proyectos energéticos africanos, sobre todo en el desarrollo de centrales eléctricas y fuentes de energía renovables. Entre los proyectos más destacados figuran las presas hidroeléctricas, las centrales solares y los parques eólicos. La Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD) y varios proyectos de energía solar en Marruecos y Egipto son ejemplos de la implicación de China en el sector energético.

3.         Telecomunicaciones: Las empresas chinas han desempeñado un papel en el desarrollo de infraestructuras de telecomunicaciones en toda África. Huawei, un gigante tecnológico chino, ha participado en la construcción y mejora de redes de comunicaciones en varios países africanos.

4.         Extracción de recursos naturales: La demanda china de recursos naturales ha dado lugar a inversiones en proyectos africanos de minería y extracción. Estos proyectos abarcan diversos minerales y recursos, como petróleo, gas, cobre y mineral de hierro. Las empresas chinas han participado en la prospección de petróleo en Sudán y Angola.

5.         Agricultura y seguridad alimentaria: China ha apoyado iniciativas agrícolas en África para mejorar la seguridad alimentaria y promover prácticas agrícolas sostenibles. Entre ellas se incluyen proyectos de irrigación, producción de cultivos y transferencia de tecnología agrícola.

6. Educación y formación: China ha proporcionado becas y oportunidades de formación a estudiantes y profesionales africanos. Muchos estudiantes africanos han recibido formación en China, lo que ha contribuido al intercambio de conocimientos y al desarrollo del capital humano.

7.         Sanidad: China ha participado en proyectos sanitarios, como la construcción de hospitales e instalaciones médicas y el suministro de equipos y conocimientos médicos. Esto ha sido especialmente importante durante crisis sanitarias mundiales como el brote de ébola.

8.         Comercio y zonas económicas: China ha establecido zonas económicas especiales y parques industriales en algunos países africanos para promover el comercio y la cooperación económica. Estas zonas tienen como objetivo atraer inversión extranjera y facilitar la transferencia de tecnología.

9.         Intercambios culturales y entre personas: China ha promovido las ventas culturales y educativas a través de iniciativas como los Institutos Confucio, que ofrecen programas de lengua y cultura chinas en universidades africanas.

10.       Alivio de la deuda y diplomacia: China se ha involucrado en el alivio de la deuda y la diplomacia en África, ofreciendo préstamos, subvenciones y asistencia para apoyar el desarrollo económico y fortalecer los lazos diplomáticos.

Es importante señalar que el alcance y el impacto de estos proyectos varían de un país africano a otro. Mientras que la inversión china ha contribuido al desarrollo de infraestructuras y al crecimiento económico en algunos casos, en otros ha suscitado preocupación por la sostenibilidad de la deuda, el impacto medioambiental y las prácticas laborales. La naturaleza y el éxito de estos proyectos dependen de una compleja interacción de factores económicos, políticos y sociales. Mientras Occidente se enfrenta a estos retos, el progreso constante de China en el continente africano está cambiando la narrativa. El atractivo del planteamiento chino, basado en la cooperación económica y no en la imposición, ha suscitado un apoyo considerable. El ex presidente senegalés Abdullah Wade capta bien este contraste al señalar que, mientras que puede llevar cinco años negociar un acuerdo con el Banco Mundial, China puede hacer lo mismo en tres meses. 

China ha cancelado o renegociado parte de la deuda africana para crear buena voluntad, reforzar asociaciones, reducir la carga financiera de las naciones africanas, apoyar el desarrollo económico y mejorar las relaciones diplomáticas. He aquí algunos ejemplos de cancelación de deuda china en África:

  1.         Zambia: En octubre de 2020, China anunció que había acordado aplazar el pago de intereses y el reembolso del principal de ciertos préstamos adeudados por Zambia. Esta decisión se tomó para ayudar a Zambia a hacer frente a sus dificultades de endeudamiento, agravadas por el impacto económico de la pandemia de COVID-19.

2.         Seychelles: China canceló una parte significativa de la deuda de Seychelles en enero de 2018. La medida formó parte de un plan más amplio de reducción de la deuda para aliviar los desafíos fiscales de Seychelles.

3.         Tanzania: China canceló parte de la deuda de Tanzania en 2013-la cancelación de la deuda tenía como objetivo promover la cooperación económica y fortalecer las relaciones bilaterales entre los dos países.

4.         República Democrática del Congo (RDC): En 2010, China canceló parte de la deuda de la RDC en virtud de un acuerdo bilateral. El alivio de la deuda se proporcionó para ayudar a la RDC a gestionar la carga de su deuda y promover la estabilidad económica.

5.         Angola: China ha entablado conversaciones sobre la reestructuración de la deuda con Angola, uno de los países africanos con importantes préstamos chinos. Aunque estas conversaciones no llegan a la cancelación total de la deuda, su objetivo es aliviar la presión sobre Angola para que reembolse su deuda.

 La cancelación o reestructuración de la deuda viene acompañada de condiciones o acuerdos específicos relacionados con la futura cooperación económica, como el aumento del comercio, la inversión o la participación en proyectos financiados por China. Suele negociarse caso por caso, y las condiciones pueden variar. Sin embargo, a pesar de estos casos de alivio de la deuda, han surgido preocupaciones sobre la sostenibilidad general de la deuda de los países africanos con importantes préstamos chinos. Algunos críticos sostienen que, si bien el alivio de la deuda puede proporcionar un alivio temporal, es necesario abordar las cuestiones subyacentes de la gestión de la deuda y la transparencia. 

El ascenso de China en África no ha pasado desapercibido para otros actores mundiales. Turquía, en 2008, y Estados Unidos, bajo la administración del presidente Barack Obama, en 2014, lanzaron sus compromisos africanos, buscando una parte de las florecientes oportunidades. Rusia también se ha unido a la contienda, celebrando dos cumbres para subrayar su interés único en los recursos estratégicos de África, que incluyen materias primas vitales como el petróleo, el gas y los minerales. Las otrora tentadoras visitas de los líderes y ministros de Asuntos Exteriores europeos a África tienen ahora menos peso a la hora de influir en la trayectoria del continente. La narrativa europea, caracterizada por intereses miopes, “valores” y “condiciones de derechos humanos”, ha tenido dificultades para influir en las naciones africanas hacia su visión. El historial europeo de extracción de recursos sin una inversión proporcional en desarrollo socava aún más su influencia. Por el contrario, el crecimiento económico sostenible de China y su enfoque basado en la asociación resuenan con las aspiraciones africanas. El actual conflicto en Ucrania ha marcado un antes y un después, recalibrando la dinámica del poder mundial y ofreciendo a los actores emergentes la oportunidad de desafiar el dominio occidental. Con los vastos recursos de África en juego, no es de extrañar que se haya convertido en un campo de batalla por la influencia, con potencias competidoras que pugnan por posicionarse como benefactores del continente. África acoge con satisfacción la competencia de las superpotencias mundiales y de otras naciones dispuestas a establecer una relación sana con el continente, al margen de cualquier dictado.

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